Felipe González afirma que el nacionalismo catalán ha sido bastante tolerante

El expresidente del Gobierno Felipe González ha manifestado hoy que el nacionalismo que se ha vivido en España, en referencia al catalán, “ha sido bastante tolerante”, pero en general ha sido el fenómeno “más destructor de Europa en el siglo XX”.

Durante su participación en la jornada que la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE) celebra en Málaga, González ha señalado que el nacionalismo “siempre se basa en el mismo fenómeno”, que ha resumido en “mistificar la historia que uno tiene y buscarse un enemigo lo más próximo posible”.

“¿Alguien cree que divididos vamos a ser más fuertes que juntos?”, ha reflexionado el expresidente, quien ha opinado que hay que “respetar la diversidad hasta el fondo”, pero ha avisado de que “romper la cohesión del espacio público” supone una “pérdida para todos”, tanto para el que lo propone como para el resto.

González ha dicho que le gustaría que esto “se debatiera con normalidad, sin descalificaciones”.

En cuanto al rechazo a la reforma de la Constitución, ha señalado que las constituciones “no se pueden tocar por capricho”, pero “35 años después, alguna reforma hay que hacer”, y ha apuntado que la Constitución de Estados Unidos ha durado dos siglos porque se ha ido reformando parcialmente para “responder a la realidad”.

Por otra parte, ha abordado el tema de la corrupción, y ha señalado que “el corazón del Estado no está muy tocado” por ella, sino que la situación es “perfectamente comparable” a cualquiera de los considerados “buenos países”.

Según González, en España ha habido “dentro de esta orgía” de la corrupción un “enorme globo financiero que envolvía otro enorme globo constructivo”.

Tras recordar que carece actualmente de responsabilidades políticas, González ha dicho a modo de “autocrítica” desde el punto de vista del ciudadano que “ahora se nota mucho más” la corrupción, pero no tiene menos importancia que “cuando se sabía y se votaba sabiendo qué ocurría”.

Ha asegurado que la corrupción “resta una enorme credibilidad a la acción política” y ha mostrado su preocupación por cómo las administraciones “hacen política sin dinero o con mucho menos dinero que antes”.