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El hombre que pudo matar a Felipe VI se enfrenta a una pena de nueve años de prisión

Juan Carlos y su hijo Felipe

elDiario.es

“Yo he 'matado' doce veces al rey Juan Carlos I y seis veces a Felipe VI”. Así comienza el relato de Santiago Sánchez, un propietario de una empresa de rótulos, que obsesionado con los fallos en la seguridad de altos cargos del Estado, tuvo a tiro no solo al actual rey y al emérito, sino a toda la familia real, pasando por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y destacados dirigentes de la oposición. Ahora, este francotirador, especializado en asesinatos simulados, se enfrenta a una condena de nueve años de prisión por un delito de depósito y tenencia de armas.

La historia, publicada este viernes por El Confidencial, pone de relieve la facilidad con que el acusado pudo burlar los amplios dispositivos y medidas de seguridad desplegados en la ceremonia de coronación del nuevo monarca, en junio de 2014. Casi dos años antes, el día de la Fiesta Nacional, el falso francotirador había repetido la jugada.

Ese 12 de octubre, según cuenta, fue su día “especial”. Consiguió apostar un “comando entero” en varias habitaciones del hotel Palace, justo en frente de la tribuna desde la que el entonces rey Juan Carlos pasaba revista a las tropas durante el desfile. “Varios francotiradores arrasamos la tribuna de autoridades entera... de forma simulada. Estaba toda la Casa Real, todo el Gobierno, los presidentes autonómicos... Podía haber sido el magnicidio más grande la historia”, relata.

En total, ha efectuado más de 300 asesinatos simulados con el siguiente objetivo: demostrar los fallos de seguridad desplegados en fechas tan relevantes. Lo evidenció en varios de los vídeos e imágenes que tomó durante las operaciones para denunciarlo, y que posteriormente subió a la web. Con el mismo propósito solicitó entrevistarse con Alfredo Pérez Rubalcaba (una de sus 'víctimas'), representantes de IU o la presidenta madrileña, Cristina Cifuentes (que le respondió).

De su testimonio sorprende la facilidad con la que pudo sortear en ambas celebraciones el dispositivo de seguridad. El día anterior a la coronación del rey alquiló una de las habitaciones del hotel Villa Real de Madrid que daba al Congreso y desde la que “sabía que tendría ángulo de tiro”. Las armas, que eran reales, las llevaba en una maleta. Y pasó con ellas por todos los controles policiales: “Solo tuve que enseñar mi DNI y decir que iba al hotel. Ya está. Nadie me dijo nada. Estuve allí toda la noche y todo el día y nadie me dijo nada”.

Tampoco los francotiradores policiales que se apostaban en las azoteas y tejados de los edificios colindantes para garantizar la seguridad del acto, que aparecen en uno de los vídeos grabados por el acusado, advirtieron su presencia.

Fue detenido dos años después de sus más de 300 simulacros de magnicidio, el 30 de julio de 2014. Ahora, el hombre que pudo asesinar doce veces al rey Juan Carlos I y seis a Felipe VI espera la sentencia de la Audiencia Nacional.

Aunque en un principio se le acusó de provocación al homicidio del rey y enaltecimiento del terrorismo, solo responderá por los delitos de depósito y tenencia de armas de fuego por los que la Fiscalía pide nueve años de prisión.

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