La Fiscalía de Kirguistán abre causa penal contra el líder de la oposición

La Fiscalía general de Kirguistán anunció hoy la apertura de una investigación penal contra el líder de la oposición, Omurbek Babánov, acusado de hacer llamamientos para derrocar el orden constitucional durante su campaña electoral para los recientes comicios presidenciales celebrados en la república.

Las autoridades judiciales acusan al magnate -segundo en la carrera presidencial al obtener un 33,49 % de los votos el pasado 15 de octubre- de haber instigado durante un mitin electoral a la minoría uzbeka que vive en el sur del país centroasiático “a la desobediencia y al derrocamiento del poder en activo”.

Babánov, según la Fiscalía kirguís, lanzó estas proclamas durante un mitin en la ciudad sureña de Osh, habitada mayormente por la numerosa minoría uzbeka, enfrentada históricamente a la mayoría kirguís.

“En un discurso público y con el fin de lograr los votos de la población uzbeka, Babánov denunció el menoscabo de los derechos de los uzbekos, una supuesta desigualdad y presiones a ciudadanos de nacionalidad uzbeka por parte de los órganos estatales, tras lo cual llamó a los reunidos a ofrecer resistencia a esa situación”, aseguró a medios locales un portavoz de la Fiscalía.

Tras analizar el contenido del discurso, las autoridades han concluido que “las palabras de Babánov contienen llamamientos al enfrentamiento étnico, la desobediencia y derrocamiento del poder en activo”, agregó.

Ya durante la campaña electoral, después de que la prensa local publicara su discurso en Osh, el líder opositor denunció “un montaje” por parte del oficialismo y negó haber llamado a la rebelión a la minoría uzbeka.

Al día siguiente de las elecciones, Babánov admitió su derrota al reconocer los resultados de los comicios presidenciales que dieron la victoria, con casi el 55 % de los votos, al candidato del oficialismo, el socialdemócrata Sooronbái Zheenbékov.

Aseguró que hubo irregularidades en las elecciones, pero llamó a sus partidarios a no dejarse provocar y a hacer las reclamaciones que correspondan en el estricto marco de la legalidad.

“Hemos demostrado que en Kirguistán se puede competir en unas elecciones y que es necesario presentar una visión alternativa del desarrollo del Estado”, subrayó entonces el magnate de 47 años, poseedor de una fortuna estimada en unos 1.500 millones de dólares.