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“El precio de la fama” de Francis Franco, el nieto del dictador

Francis Franco, en el Juzgado de Calamocha (Teruel) en marzo de 2016. / Antonio García/EFE

José Precedo

A Francis Franco, II señor de Meirás y XI Marqués de Villaverde, se le acumulan las malas noticias. En las últimas semanas, el nombre del primer nieto varón del dictador ha saltado de las páginas de la prensa rosa a la crónica de tribunales. Está a un paso de sentarse en el banquillo acusado por un juez de Teruel de un doble delito de atentado contra la autoridad y conducción temeraria y las firmas de sus hijos han aparecido además en una de las sociedades registrada por el bufete Mossack-Fonseca en los llamados Papeles de Panamá. Él de momento mantiene la calma, a tenor de las declaraciones que ha ido realizando sobre ambos episodios en distintos medios de comunicación.

El suceso más grave lo vincula a un atentado contra dos guardias civiles la madrugada del 30 de abril de 2012. Según la información facilitada por el Tribunal Superior de Justicia de Aragón, entre las 7 y las 7:30 horas de aquella noche, Francis Franco conducía una furgoneta pick up, propiedad de una de sus empresas que circulaba sin luces por la Nacional 234. Cuando recibió el alto de la patrulla, en lugar de parar inició una maniobra marcha atrás embistiendo al coche de la Guardia Civil que fue arrastrado varios metros. Su acompañante, empleado de una de sus empresas, sacó por la ventanilla la funda de un arma larga, lo que la patrulla interpretó como un gesto para amedretarles. El vehículo finalmente fue abandonado en una pista forestal. El agente sufrió lesiones de “cervicalgia y contractura paracervical”, según el parte medico incorporado a la causa. El coche, destrozos por 2.720 euros.

Tras analizar los informes de geolocalización de su teléfono móvil y las contradicciones de un testigo (también empleado de Francisco Franco) que se autoinculpó alegando que era él quien conducía y luego se desdijo y explicó que en esas fechas estaba en Rumanía visitando a su familia, un juez de Calamocha llegó a la conclusión de que quien iba al volante de la furgoneta era Francis Franco. Su auto de apertura de juicio, firmado el pasado 21 de marzo, imputa al nieto del dictador dos delitos de atentado contra la autoridad y contra la seguridad vial que el Código Penal castiga con pena de prisión. De momento, no hay una petición de años concreta porque la acusación y el fiscal están a la espera de que expire el plazo para presentar recursos.

Francis Franco resta importancia a este episodio. En una conversación con la sección Vanitatis de elconfidencial.com, lo explicaba así el pasado 30 de marzo: “No sé por qué lleva este tema tanto tiempo abierto. Es la primera noticia que tengo de todo esto, pero no me extraña, porque siempre me entero de estas cosas por la prensa. Ahora llamaré a mi abogado a ver qué me comenta. Es el precio de la fama, me lo tomo con calma”.

Solo una semana después esas palabras, el primer nieto varón de Franco volvía a verse en dificultades. Las firmas de dos de sus hijos, Francisco y Juan José, aparecían estampadas en documentos de dos sociedades offshore radicadas en las Islas Vírgenes Británicas. Las sociedades Vamfield Alliance Limited y Malini Investments Limited estuvieron activas desde el 1 de junio de 2012 hasta el año siguiente, según reveló el Consorcio Internacional de Periodistas que en España integran La Sexta y El Confidencial. Lejos de lamentarlo, Francisco Franco, hablando en nombre de sus hijos, volvió a tirar de naturalidad. “Si tengo algo de dinero allí, yo encantado, he firmado muchos papeles en mi vida (...) puede ser de un tema familiar o algo”, respondió a la prensa. Luego desdramatizó las revelaciones de los papeles de Panamá que están sacudiendo a la opinión pública mundial: “No es algo tan tremendo tener sociedades en Panamá, es un tema antiguo y todo está regularizado”. 

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