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Viacrucis de Cospedal a dos meses de las elecciones

Mariano Rajoy, entre María Dolores de Cospedal y Javier Arenas.

Luz Sanchis

María Dolores de Cospedal llegó a presidenta de Castilla-la Mancha quitándose el “de” en el cartel de campaña de las elecciones autonómicas de 2011 y acabó con 28 años de Gobiernos socialistas. Hacía tres años que Rajoy la había escogido como secretaria general del PP en el Congreso de Valencia. Por debajo, situó a su amigo y compañero de anteriores Consejos de Ministros: Javier Arenas.

Arenas le había ofrecido a Cospedal en 1996 el cargo de subsecretaria mientras él era ministro de Trabajo. El andaluz se convertiría en 1999 en secretario general del PP con José María Aznar. Doce años después, él es uno de los tres vicesecretarios del PP y una especie de barón sin territorio desde que ganó en votos pero no pudo formar gobierno y acabar con la hegemonía del PSOE andaluz. Ella es secretaria general de Génova y baronesa autonómica con posibilidades de repetir.

Según sus críticos, no puede con los dos cargos. Sale a relucir cada vez que se produce un momento de crisis en el PP. En la mayoría de las veces, el fuego viene de un despacho cercano. Desde allí Arenas se ocupa del área de política municipal y autonómica, el puesto en el que lo situó Rajoy. En teoría, a las órdenes de Cospedal. En la práctica, por libre o en contra.

Estos últimos días, cuando han arreciado las voces que pedían cambios en la estructura del partido, su reacción ha sido culpar al dirigente andaluz a través de sus más cercanos. En su círculo se da por hecha la victoria el 24 de mayo en su tierra y se asume el abandono de la secretaría general cuando se celebre un nuevo congreso, pero no ahora. Y lamentan que el ataque llegue cuando ella encara su campaña electoral y con la excusa del descalabro de un candidato, Juanma Moreno, que no era su opción sino la de Arenas y Soraya Sáenz de Santamaría.

A pesar de la polémica, la reacción de Rajoy ha sido afirmar que está “contento con la unidad del partido” y que no piensa cambiar la estructura. De esta forma, se aplaza una decisión por la cercanía de las autonómicas, pero queda por ver si antes de las elecciones generales Rajoy reforzará la dirección del PP.

Pero además de Arenas, en el PP son más los que piensan que la secretaría general necesita desde hace ya tiempo una dedicación exclusiva y más capacidad de liderazgo. También un mayor abanico de caras para ejercer de portavoces en un momento en que la corrupción lastra todo el discurso y el PP se enfrenta a unas elecciones en contra.

Si alguien ha abrazado con obediencia las políticas de austeridad del Gobierno es Cospedal. En sus años como presidenta, los recortes en áreas como la Sanidad y la Dependencia han provocado protestas y escenas como la de los padres que pedían explicaciones a los diputados en el Parlamento sin que se dignasen a contestarles.

También se ha preocupado de reformar la ley electoral. El denunciado por la oposición como pucherazo, aprobado solo con los votos del PP, reduce los escaños del Parlamento autonómico a 33 y facilita que el PP mantenga la mayoría absoluta.

El control férreo de la televisión y radio autonómica es obra de Ignacio Villa, cuya gestión ha provocado numerosas polémicas tanto por el sensacionalismo de sus informativos como por la propaganda gubernamental. Hace solo una semana, con las elecciones ya convocadas, el informativo incluyó un vídeo del Gobierno que presumía de haber creado nuevos centros de salud. El PSOE lo ha denunciado ante la Junta Electoral.

El momento del finiquito

De las muchos momentos críticos que ha atravesado el PP, el que más cola ha traído fue el de su explicación del caso Bárcenas. Mientras de su boca salía el “finiquito en diferido en forma efectivamente de simulación” y en la sala de prensa de Génova no cabía nadie más, Arenas contemplaba la escena en la que ella trataba de explicar un acuerdo que él y Rajoy pactaron con Bárcenas en marzo de 2010.

Pese a saber todos los detalles y ser su principal aliado, Arenas no ha dado ninguna explicación sobre el papel del extesorero o el dinero negro que circulaba por el PP y que el juez da por acreditado. Su exposición pública se limita a actos de campaña o internos del PP y a canutazos rápidos ante los micrófonos, pero sin ofrecer ruedas de prensa.

De ahí que en su declaración ante el juez Pablo Ruz, Cospedal dijera que el trato se pactó entre Rajoy, el extesorero y Arenas en marzo de 2010 y a ella se lo dieron hecho. Ella mantiene que, aunque lo hizo mal, dio la cara. Los que no pasaron por el trance dicen que lo estropeó aún más. Más voluntariosa que hábil a la hora de enfrentarse a las preguntas de los periodistas, se defiende con el argumento de que ha sido la única en exponerse por defender a Rajoy.

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