El G7 de Exteriores visita una Lucca vacía y con comercios cerrados

Los ministros y representantes de Exteriores de los países del G7 reunidos en Lucca disfrutaron hoy del encanto de esta ciudad toscana con un paseo turístico rodeado de seguridad, con las calles vacías y los comercios cerrados y con protestas fuera del centro histórico.

A esta reunión del G7, que comenzó hoy y acabará mañana, asisten el secretario de Estado de EE.UU., Rex Tillerson, y los ministros de Exteriores de Italia, Angelino Alfano; Alemania, Gabriel Sigmar; Francia, Jean-Marc Ayrault; el Reino Unido, Boris Johnson; Japón, Fumio Kishida, y Canadá, Chrystia Freeland, así como la alta representante de la UE para Política Exterior, Federica Mogherini.

El programa contempla varias sesiones de trabajo centradas principalmente en la crisis en Siria.

Pero, además de las obligaciones previstas, los reunidos en Lucca tienen momentos de asueto y han disfrutado de una visita por el centro de esta ciudad amurallada del noroeste de Italia, donde han admirado perlas arquitectónicas como la catedral de San Martín, situada en la plaza homónima y consagrada a San Martín de Tours.

Caracterizada por estar rodeada por una gran muralla, la llamada “Ciudad de las 100 iglesias” permite a sus visitantes respirar un cierto aire medieval del que se han dejado contagiar los ministros del Grupo de los Siete países más industrializados del mundo (G7).

Lo han hecho en una visita casi exclusiva, con escuelas y comercios cerrados y calles vigiladas por agentes de Policía y miembros de la unidad antiterrorista, que desde ayer hacen controles identificativos e impiden el paso de todo aquel que no presenta un permiso especial concedido por el Ayuntamiento.

Lucca, uno de los puntos más turísticos de la Toscana, ha dividido el acceso a su centro histórico en cuatro zonas, tres de ellas con restricciones en distintas franjas horarias.

La presencia de extranjeros se ha visto muy limitada y a los turistas que se han acercado a la ciudad no se les ha permitido ver los palacios Ducal y Orsetti o la plaza de San Miguel, por citar solo algunos ejemplos.

Unos controles severos para una urbe que no está acostumbrada y que han obligado a muchos comercios a colgar el cartel de cerrado, especialmente en las zonas céntricas de acceso permitido solo a residentes donde prácticamente todos tienen el cierre echado.

De hecho, el presidente de la Comisión del centro histórico de Lucca de la Confederación General Italiana de las Empresas (Confcommercio), Giovanni Martini, ha emitido un comunicado en solidaridad con los vendedores que sufrirán “las inevitables molestias” y ha criticado que la celebración de esta reunión coincida con el inicio de la Semana Santa.

El malestar de los comerciantes también lo comparten algunos vecinos, como dos señoras que conversaban hoy en un portal de la Vía Beccheria y se quejaban de que debían mostrar su documentación en cada control policial.

La visita de los ministros del G7 se ha producido al mismo tiempo en el que se celebraba una manifestación bajo el lema “Lucca contra el G7”, organizada por colectivos de anticapitalistas, comunistas y anarquistas, en el exterior de la muralla que rodea la ciudad.

“La Policía nos han impedido manifestarnos en el interior, a pesar de nuestro derecho constitucional”, lamentó en declaraciones a Efe el portavoz Andrea Rinaldi.

La protesta ha comenzado en Piazzale Don Baroni, frente a un centro de acogida de refugiados, y de ahí ha recorrido toda la ciudad por la parte exterior de sus muros.

La concentración ha vivido momentos de tensión cuando los participantes han tratado de entrar al centro y se ha producido una carga policial.

“Nos manifestamos porque creemos que es injusto que los gobiernos del G7 y los gobiernos occidentales alimenten guerras, conflictos y pobreza, con nuestro dinero, bombardeen Siria, como ha sucedido hace poco, y después seamos nosotros los que sufrimos los efectos de esos bombardeos, con el yihadismo que ellos han fomentado”, dijo Rinaldi.

De forma paralela, una veintena de asociaciones pacifistas se congregaron bajo el lema “Construyamos puentes y no muros” en la plaza de San Frediano, dentro de los muros, también durante la visita, aunque alejados del recorrido que han hecho los ministros del G7.

“No creemos concebible que haya barreras físicas que impidan la inmigración. Son las guerras las que obligan a la gente a huir de sus países. Debemos encontrar soluciones a estos problemas, no evitar las repercusiones que sufrirían de los países ricos”, subrayó Giovanni Bologni, portavoz de la asociación Conpartecipo.

Por Laura Serrano-Conde