Gila, envuelto en un misterioso asesinato en la nueva novela de David Torres

“¿Es el enemigo? Que se ponga”. A pesar del paso de los años, las líneas de los monólogos de Miguel Gila siguen siendo inconfundibles para el público. Ahora, el escritor David Torres ha convertido al entrañable humorista en el protagonista de su nueva novela, “Todos los buenos soldados”.

“Es uno de los grandes cómicos del siglo XX, a la altura de Groucho Marx o Charles Chaplin”, comenta Torres (Madrid, 1966) a Efe, sobre un personaje al que ha transformado en literatura, situándolo en el mitad del conflicto de Ifni, la “guerra olvidada” que se desarrolló entre los años 1957 y 58 y que enfrentó a España y Marruecos.

La Nochevieja de 1957, Gila acudió junto con otros artistas como Carmen Sevilla a animar a las tropas localizadas en Sidi Ifni (Marruecos, entonces territorio español), circunstancia que el autor ha aprovechado como punto de partida de una obra en la que el humorista se ve envuelto en un caso de asesinato.

En la novela, las fronteras entre la novela negra y la histórica se difuminan, mientras que el humor también pide paso, a través de esa comicidad de lo absurdo que brindaba Gila en sus actuaciones.

Un humor que Torres asemeja con el sinsentido que, a su entender, supuso la Guerra de Ifni. “Estamos hablando de gente que muere por nada, por una raya en la arena”, comenta el autor, convencido de que uno de los grandes éxitos de la propaganda franquista fue “silenciar” la contienda, que hoy en día sigue siendo una gran desconocida.

Sin embargo, “la Historia es como el mar, te devuelve lo que pasa”, defiende, convencido de que “mirar a otro lado no sirve de nada” y de que España todavía cuenta con viejas heridas “cerradas en falso”, como también sucede con la Guerra Civil, otro ejemplo de que “no se puede olvidar lo que no se conoce”.

Debido a esta falta de información sobre Ifni, Torres, que compagina su tarea de escritor con la de columnista, ha tenido que documentarse buscando fuentes alternativas a las tradicionales, como blogs en los que veteranos de guerra contaban sus experiencias, intentando así “rescatar la memoria”.

Los esfuerzos por recuperar esta memoria se dejan entrever entre las líneas de la novela, a través de unos personajes que no dejan lugar a los estereotipos -incluso el héroe “tiene su parte de sombra”-, y que persiguen plasmar la “complejidad” del ser humano, con el objetivo de que los lectores no juzguen, sino que “contemplen”.

Como establece el “leitmotiv” de la novela, “las cosas no son lo que parecen”. Y entre la gran farsa que es la guerra, queda como única certeza el humor de Gila, que gracias a su camuflaje como “blanco” se enfrenta al poder. Porque, como recuerda Torres, “el bufón es el único que le puede decir la verdad al rey”.