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“El Gobierno español es el perdedor del 1-O”

Andrej Hunko, diputado Die Linke en el Bundestag.

Aldo Mas

Berlín —

Andrej Hunko (Múnich, 1963) es diputado del partido izquierdista alemán Die Linke en el Bundestag. El domingo asistió al referéndum del 1-O en Catalunya como parte de la delegación parlamentaria formada a iniciativa del Gobierno catalán. Hunko y sus compañeros actuaron a modo de observadores internacionales.

El grupo de políticos, pertenecientes a un amplio abanico de sensibilidades políticas y compuesto por una treintena de personas venidas de una docena de países europeos, manifestó en un comunicado emitido en la noche del domingo que el referéndum, aunque “amenazado, no fue destruido”. “El pueblo de Catalunya defendió su derecho al voto con gran coraje e integridad”, se lee en dicho documento, suscrito por el propio Hunko.

La Generalitat presentaba el domingo por la noche unos resultados en los que el “sí” a la independencia se imponía de forma apabullante – las autoridades catalanas contaron un 90% de papeletas con el “sí” entre los algo más de 2,2 millones de votos emitidos. Hunko, sin embargo, apunta a eldiario.es que la votación del domingo no fue del todo fiable en términos democráticos. “Fue un referéndum que no atendía a estándares democráticos internacionales. Las circunstancias en las que se convocó hacían que no fuera un referéndum normal”, señala Hunko.

Para él, la violencia desatada durante las intervenciones de la policía en algunos colegios electorales deja al Gobierno español en situación de perdedor en términos políticos. “Mariano Rajoy no pierde desde un punto de vista legal. Lo que ha perdido es mucho crédito político”, dice Hunko.

¿Dónde pudieron ser testigos de la votación del 1-O los miembros de la delegación de la que usted formó parte?

Pudimos observar la votación en distintos puntos del territorio catalán, pero lo hicimos mayormente en Barcelona y Gerona. Yo pude ver la votación en siete colegios electorales en Barcelona. Para mí, integrar esta delegación formada a iniciativa del Gobierno catalán constituía la posibilidad de observar de cerca el proceso. El trabajo de la delegación no tenía el carácter de otros trabajos de observación en los que yo ya he participado, por ejemplo, con el Consejo de Europa. Lo que se quería era recoger impresiones el día de la votación.

¿Cree usted que fue un referéndum fiable?

Fue un referéndum que no atendía a los estándares internacionales. Pero tengo la impresión de que, en el contexto en el que se realizó, se hizo con seriedad. Yo creo que los números que se han presentado son creíbles. Estuve observando el recuento en un colegio y hubo un 90% de síes, con una participación que sería del 30% o el 40%. Pero las circunstancias en las que se convocó hacían que el del domingo no fuera un referéndum normal.

Las imágenes de violencia del domingo han causado un gran impacto en todo el mundo. ¿Qué impresión le dejó a usted la votación?

Me dejó impresiones contrastadas. Por un lado tuve la impresión de que la jornada fue pacífica en muchos colegios. Al menos en algunos colegios que yo visité todo discurrió sin problemas. Pero es cierto que también, en otros colegios electorales, sí hubo momentos muy violentos. Recuerdo haber asistido, cerca de la Sagrada Familia en Barcelona, a escenas violentas en un colegio electoral donde hubo destrozos de la policía española. Llegaron a disparar bolas de goma. En otros colegios vi que todo estaba destruido, las puertas, los muebles de las escuelas, porque hubo registros de la policía en los que al parecer no se encontró nada, o tal vez una o dos urnas, pero que dejaron todo destruido a su paso.

¿Hubo algo que le llamara especialmente la atención del día de la votación?

Sí, que en todas las partes que visité de Barcelona había un ambiente totalmente pacífico y había mucha, pero que mucha gente en la calle. Mucha gente esperó mucho tiempo ante los colegios electorales para poder votar.

¿Han dañado la imagen de España las escenas de violencia del domingo?

Creo que las imágenes del domingo, esas que han dado la vuelta al mundo, han cambiado la imagen que se tiene de España y de Catalunya. Mucha gente está ahora muy sorprendida o enfadada. Creo que el conflicto se va a ver a partir de ahora de un modo diferente. La concienciación internacional de lo que pasa entre España y Catalunya ha cambiado.

¿En qué ha cambiado?

Las imágenes de la gente que iba a votar y que fue golpeada en intervenciones a veces brutales de la policía hacen posible pensar que los independentistas sean quienes han ganado el referéndum. Por lo menos ahora tienen más simpatizantes. En mi opinión, la parte perdedora en esto es el Gobierno español. Pero Mariano Rajoy no pierde desde un punto de vista legal. Lo que ha perdido es mucho crédito político.

¿Hubo violaciones de derechos humanos el domingo?

Las hubo. Por ejemplo, en aquella intervención de la policía en la que se dispararon bolas de goma, que habían dejado de ser utilizadas en Catalunya. A nivel internacional, el uso de ese tipo de balas es algo muy discutido.

¿Qué análisis político hace del referéndum?

La cuestión de la independencia de Catalunya es algo de lo que no estoy muy seguro. Tengo muchas dudas. Pero la reacción de Mariano Rajoy y la reacción del Estado español fueron muy malas. Porque también hubo mucha violencia. El Parlamento catalán tiene que tomar ahora una decisión de acuerdo con el resultado del referéndum. Esto es muy peligroso, y aquí una mediación internacional podría ser útil. Ésta podría estar a cargo del Consejo de Europa, pero lo importante sería que tenga lugar un diálogo entre las partes.

¿No cree que el Gobierno de Madrid y el de Barcelona sean capaces de dialogar?

En el contexto actual, la situación puede agravarse muy rápidamente. Si se busca ahora una declaración de independencia, esto puede llevar a la confrontación.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, declaraban el domingo que no hubo referéndum. ¿Qué opinión le merece esta reacción?

Eso es ignorar la realidad. Lo que ocurrió el domingo fue también una protesta muy real. Hubo cientos de miles de personas que se implicaron en el proceso. Uno tiene que reconocer las realidades políticas para poder lidiar con ellas.

El Tribunal Constitucional había suspendido la Ley del Referéndum en Catalunya. ¿Cómo ve usted que a pesar de eso la votación tuviera lugar?

Está muy claro que para el Estado español este referéndum era ilegal. Pero lo que yo veo es que hay una realidad política. Hay una protesta política en Catalunya con la que hay que lidiar. Ver que se haya ignorado al Tribunal Constitucional me hace temer que la situación pueda agravarse.

Desde la Comisión Europea se pedía este lunes diálogo. ¿Llega tarde esa petición?

Lo que yo he escuchado del presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker me parece muy flojo. Me parece que las instituciones europeas tienen que tomarse en serio este conflicto. Yo creo que ahora este tema se va a incluir en el orden del día del Parlamento Europeo y del Consejo de Europa. Estamos en un conflicto en plena Europa. Uno no puede mirar a otro lado. Porque así es como ocurren las mayores crisis.

¿Cuál cree usted que es la mejor solución frente a la situación actual?

Lo más importante es poder hablar los unos con los otros. Me refiero a poder sentarse a una mesa para hablar. Sé que es difícil, y más hacerlo con una mediación internacional. Pero ahora estamos en una situación donde la comunicación entre el Gobierno de España y el de Catalunya se ha vuelto peligrosa. La situación puede agravarse muy fácilmente.

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