El Gobierno francés promete bajar el gasto público y la presión fiscal

El primer ministro francés, Edouard Philippe, se comprometió hoy a reducir la presión fiscal en un punto del producto interior bruto (PIB) durante los cinco años de la legislatura y a disminuir el gasto público en ese periodo para bajar el déficit y la deuda.

En su declaración de política general, sometida al voto de la Asamblea Nacional y del Senado, Philippe confirmó el objetivo de que el déficit desde este año cumpla el objetivo del 3 % del PIB, pese al agujero en las cuentas públicas dejado por el anterior Ejecutivo y evaluado en 8.000 millones de euros por el Tribunal de Cuentas.

Calificó esa situación de “grave” y puso el acento en que la deuda pública “alcanza un nivel insoportable”, superior a los 2,1 billones de euros.

Pero al mismo tiempo, aseguró que “los contribuyentes no serán la variable de ajuste” y que en los próximos cinco años se recortarán las cotizaciones y los impuestos en 20.000 millones de euros.

El principal cambio será la reducción de las cotizaciones sociales, compensada con un alza de un impuesto (la CSG) que financia la Seguridad Social, lo que, según sus cálculos, reportará 250 euros anuales netos a las personas que ganan el salario mínimo.

El tipo del impuesto de sociedades caerá del 33 % actual al 25 % en el horizonte de 2022, para hacerlo converger con el de otros países europeos, y los rendimientos de capital estarán sometidos a un tipo único del 30 %.

En cuanto al impuesto sobre la fortuna, sólo se pagará en función del patrimonio inmobiliario, de forma que no se contabilizarán para la base imponible el resto de los bienes, financieros o de otro tipo.

El primer ministro conservador también precisó que la prometida equiparación de la fiscalidad del gasóleo con la de la gasolina se llevará a cabo progresivamente y estará finalizada antes del fin del mandato.

Ante la amenaza terrorista -advirtió de que “habrá otros ataques, otros dramas, otras vidas de inocentes segadas”-, aseguró que Francia luchará “con la mayor dureza, sin renegar de lo que somos, un Estado de derecho”, y reafirmó que el gasto público en defensa y seguridad subirá al 2 % del PIB.

Philippe hizo otra serie de anuncios, como el aumento del precio de las cajetillas de cigarrillos a diez euros, dentro de su política sanitaria, en la que “la prevención será la clave”, y prometió que la banda ancha llegará a todos los puntos del país “como muy tarde” de aquí a 2022.

En su declaración repitió la idea de que quiere una “Francia conquistadora”, así como su voluntad de “hacer todo lo posible para reconciliar a los franceses con Europa”, lo que a su juicio pasa por una UE “más protectora”, y en particular por la reforma de la directiva de los trabajadores desplazados.

El discurso del primer ministro, que debía recibir un amplio respaldo de la Asamblea Nacional, -donde La República en Marcha, el partido del presidente, es abrumadoramente mayoritario- se produjo justo 24 horas después del que pronunció Emmanuel Macron ante las dos cámaras parlamentarias reunidas en Congreso para presentar, sobre todo, una serie de grandes reformas institucionales.