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Hebrón paga cara la oleada de violencia

Hebrón paga cara la oleada de violencia

EFE

Hebrón —

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Hebrón, única ciudad palestina con una colonia judía en su núcleo urbano y hogar de más de una veintena de autores de los últimos ataques o supuestos ataques, está pagando cara la oleada de violencia, con restricciones al movimiento y agresiones de colonos, denuncia su población.

“Han cerrado las principales entradas a la ciudad y controlado totalmente la ciudad vieja. No permiten que nadie se mueva sin permiso. Esto no puede continuar”, señala el gobernador de Hebrón, Kamal Hmaid, a un pequeño grupo de medios internacionales, entre ellos Efe.

La ONG israelí Betselem denunció esta semana que las restricciones al movimiento en la ciudad “constituyen un castigo colectivo prohibido e inmoral” a personas “que no son sospechosas de nada y ven trastornada su vida solo por residir o trabajar en barrios que el Ejército ha decidido cerrar”.

“La juventud ha abandonado la ciudad vieja, ya solo viven personas mayores. Es peligroso. Las familias creen que los soldados matan a cualquiera y van en grupos, no dejan salir a sus hijos”, dice el gobernador.

Durante una semana, los militares cerraron el barrio de Tel Rumeidah, impidiendo entrar y salir a los residentes que no estuvieran registrados en una lista, a los que cacheaban y pedían documentación.

Isa Amro, activista de Jóvenes contra la Ocupación, se ha negado a inscribirse y asegura que desde entonces tiene que “saltar muros para volver a casa”. También se han cerrado nuevas zonas de la calle Suhada y el barrio de Salame e instalado diez puestos de control militares, afirma.

Los vecinos ya sufrían limitaciones al movimiento y ataques continuos de los colonos, dice Betselem, que añade que “con las nuevas restricciones, solo abandonan sus casas para ir al trabajo, la escuela o asuntos urgentes y sus familiares no pueden visitarlos”.

También están cerradas todas las tiendas palestinas (alrededor de una veintena) cerca de la denominada Tumba de los Patriarcas o Mezquita de Ibrahim, según la ONG porque el Ejército “no permite a sus dueños acceder a esa parte de la ciudad vieja”, donde además los chequeos de seguridad son “más largos y estrictos” de lo ya habitual.

Estos días, la ciudad vieja parece más abandonada que nunca, sin apenas peatones y con decenas de comercios cerrados. También han descendido los fieles que van a rezar a la mezquita de Ibrahim (dividida en dos secciones, mezquita y sinagoga).

Las restricciones también afectan a los cercanos pueblos de Dura, Yata, Beit Einun y Bani Naim, en los que han instalado puestos de control militares y barreras, mientras que en el de Sair el Ejército ha prohibido a los varones menores de 25 años cruzar los puestos de las dos salidas.

Hmaid afirma que en la provincia de Hebrón hay “217 puestos de control y 102 en la ciudad vieja”, que alberga un asentamiento israelí.

“Quieren que los colonos se muevan con libertad y vaciar la ciudad vieja de palestinos”, lamenta.

El jeque Abu Jader Yabari, patriarca de ese poderoso clan, denuncia que los soldados “hacen desnudarse a la gente en los puestos de control, les humillan” y asegura que mataron el mes pasado a dos jóvenes de su tribu argumentando que trataban de atacar.

Son Bashar y Husan Yabari, abatidos por el Ejército en lo que este describe como un intento de apuñalamiento. Según Hmaid y Yabari recibieron entre los dos 57 impactos de bala y los militares colocaron cerca de sus cadáveres cuchillos “que no eran suyos ni se venden en los mercados palestinos”.

“Desde que comenzó la oleada de violencia hemos perdido 30 jóvenes, 700 han sido heridos y unos 1000 han sido arrestados”, dice el gobernador, que añade que diez de los cuerpos aún están en manos de Israel, como medida punitiva.

El Ejército israelí señaló a Efe que “desde el 1 de octubre ha habido 25 apuñalamientos, disparos y atropellos en Hebrón, incluidos frustrados. En vistas de esta realidad, desde el pasado 29 se han tomado medidas de precaución para evitar posibles ataques y mantener la seguridad y bienestar de los israelíes”.

La retención de cadáveres y otros castigos como la demolición de casas de los atacantes, “enfadan aún más a la gente y les hacen buscar venganza”, advierte Yabari.

Denuncia también que desde que se inició el repunte de la violencia “se han multiplicado los ataques de los colonos” contra los palestinos, muchas veces, asegura, perpetrados bajo la protección de los soldados.

“Cuatrocientos colonos controlan la ciudad de Hebrón”, en la que viven cerca de 200.000 palestinos, lamenta Yabari.

Amro cree que Israel está aprovechando la situación para “militarizar y cerrar Hebrón y facilitar así que los colonos cojan más casas”. Ana Cárdenes

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