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Los políticos que pulverizan los resultados de sus partidos

Cuatro alcaldes que pulverizan los resultados de sus partidos

David Noriega

Las últimas elecciones municipales y autonómicas han dejado un pequeño reguero de candidatos que han pulverizado tanto sus propios resultados anteriores como los de su partido en las generales de un mes antes. Son nombres propios por encima de sus siglas, reciben miles de votos más y representan el llamado hiperliderazgo. Abel Caballero consiguió el 67,64% de los votos en Vigo y el PSOE se quedó en el 36,41% en las generales de un mes antes; Miguel Ángel Revilla en Cantabria, obtuvo el 37,7% frente el 14,6% de su candidato al Congreso; José María García Urbano logró el 69,04% en Estepona, mientras su líder, Pablo Casado, no pasó del 19,55%; Núria Parlón en Santa Coloma de Gramenet alcanzó el 50,95%, cuando el PSC había tenido el 37,8% en esa circunscripción.



Distanciarse tanto en resultado como en imagen solo es posible, según los expertos consultados, marcando un perfil cercano. Su principal rasgo en común es que “hacen política en primera persona”, con lo que “generan un vínculo directo” con su electorado, explica el asesor de comunicación Antoni Gutiérrez-Rubí, coautor del informe 'Hiperliderazgos, el giro personalista del poder'. “El político que está en tu ciudad te habla de algo más cercano, que conoces. No existe esa distancia psicológica que se establece, por ejemplo, en unas elecciones al Parlamento europeo”, añade la profesora de la Universidad Francisco de Vitoria Carmen Thous. “Lo que saben hacer excesivamente bien es aprovechar que hablan a los vecinos”, insiste.

“El populismo se menciona de forma peyorativa, pero cuando emergió en América latina era un movimiento de las bases contra la élite. Lo que hacía era identificar el lenguaje, los intereses y la forma de entender las cosas del pueblo, frente a una élite muy minoritaria que dirigía los países. Ahora se entiende como algo malo, pero el hecho de que un alcalde o una alcaldesa ejerzan populismo quiere decir que entienden que la base de sus electores es mucho más importante que otras cuestiones”, explica la presidenta de la Asociación de Comunicación Política Verónica Fumanal. “En algún caso, la exageración del populismo puede llegar a la demagogia, pero no diría que son demagogos en sentido puro”, matiza.

“Sois los mejores del mundo”

“Crear un circuito comunicativo populista hace que se juzguen las políticas desde otro tipo de criterios”, explica el doctor en ciencia política Rubén Sánchez Medero, más allá de la eficiencia. Así, cuestiones que “desde fuera se pueden percibir como aparentemente ridículas o que despiertan la más amplia de las sonrisas, como unas luces de Navidad o un tobogán (”el tobogán urbano más grande de España“), para quien vive allí se trata de algo que ha situado a su ciudad en el centro de la actualidad, que hace que otra gente vaya a verlo y que se traduce en algo positivo”, explica.

“Que sepan los alcaldes de Londres, de Tokio, de Nueva York, la alcaldesa de París y el alcalde de Berlín que vamos a ser el no va más. Ya no cito Madrid o Barcelona porque se nos quedan pequeñitos. ¡Que se preparen!”, dijo Caballero durante el encendido del alumbrado navideño, con nueve millones de bombillas led. “Vigueses, sois los mejores del mundo”, añadió en un discurso en el que resaltaba constantemente las cualidades de la ciudad gallega que lleva gobernando desde 2007. “Para ellos (los vigueses) es importante que su ciudad sea estandarte de todas las ciudades de España en lo referente a la Navidad, a la fiesta”, justifica Thous.

“Revilla -cuyo Partido Regionalista de Cantabria ha sido la primera fuerza política por primera vez este 26M y que ha presidido Cantabria de 2003 a 2011 y desde 2015- es el modelo de populismo comunicativo más desarrollado en España, del pueblo frente a los poderosos, aunque sea desde el stablishment”, indica Sánchez Medero. “Siempre tiene alguna anécdota personal, soluciones mágicas para todo y, como no se presenta a presidente de gobierno, cuenta con la cuestión identitaria de ser cántabro”, explica. Con los sobaos y las anchoas en sus visitas a la Moncloa, su apoyo a los productos de la región (por ejemplo, cuando bebió leche cruda, pese a que la OCU lo desaconseja) o su defensa a ultranza de los intereses de su región, Revilla ha conseguido erigirse como defensor de los cántabros e identificarse con el territorio donde se presenta a las elecciones.

No es un rasgo único del cántabro. En general, los hiperliderazgos consiguen “mimetizarse con el territorio”, indica Gutiérrez-Rubí, para quien “acaban siendo marcas-ciudad”. Lo hacen potenciando el orgullo de una población que, tradicionalmente, se ha sentido peor tratada, infravalorada o perjudicada de algún modo. Vigo frente a Pontevedra; Cantabria frente a otras comunidades en el reparto presupuestario; o Estepona y Santa Coloma con importantes casos de corrupción a sus espaldas. “La gente, en lugar de votar por un partido, vota por la defensa de ese localismo o regionalismo que ellos han sabido transmitir”, considera Fumanal.

“Todos quieren regenerar las instituciones en las que están, su partido, sus políticas”, matiza Gutiérrez-Rubí. “Parlón ha sacado un resultado muy bueno y consiguió revertir la imagen que tenía su propio partido de corrupción, hacer de la regeneración su bandera e identificarse con las políticas sociales”, explica Fumanal. En este municipio barcelonés, Parlón pasó de ser novena teniente de alcalde a alcaldesa en 2009, cuando el alcalde y varios miembros de la corporación, de su propio partido (el PSC), fueron imputados en el caso Pretoria.

En Estepona, García Urbano, del PP, llegó a la alcaldía en 2011. Antes habían pasado por ella un hijo de Gil y el socialista Antonio Barrientos, acusado por el caso Astapa de corrupción urbanística. Puso en marcha un ERE que afectó a 176 trabajadores y, aunque se le vinculó de forma indirecta con el caso Malaya, ha conseguido salir indemne de las elecciones, siendo el alcalde más votado de España. Él ha conseguido posicionar a Estepona como “el jardín de la Costa del Sol”. Además del tobogán, ha llevado a cabo proyectos como un orquidiario o un géiser que proyecta un chorro de cien metros de altura.

Una apuesta transversal

“Es una apuesta transversal en todos los terrenos: sociológico, ideológico... Son capaces de representar mucho más allá de las fronteras de los partidos a los que pertenecen”, indica también Gutiérrez-Rubí, para quien “sus marcas personales son mucho más potentes que las marcas de sus partidos, por eso casi no aparecen las siglas y apuestan más por una estructura de partido plataformas que por una organización convencional”. Durante la campaña municipal, Abel Caballero lanzó la campaña 'sí, somos Vigo' que, otra vez, volvía a identificar su voto con la ciudad y que, además, se alejaba del lema marcado por Ferraz, 'siempre hacia adelante'.

“Existe un uso interesante del diseño gráfico en todos ellos”, confirma Gutiérrez-Rubí. “Se alejan, de alguna manera, de la estética publicitaria y se acercan a los stickers, al mundo gift y al grafismo de las historias de instagram, por ejemplo”, explica. Ese aire a sticker se aprecia en las portadas de los libros de Revilla, como en el que aparece calzando al Rey Juan Carlos o tirándole de las orejas a la canciller alemana Ángela Merkel.

Pese a sus resultados, estos líderes “pueden generar, a veces, cierta incomodidad” en los partidos porque “una de las cosas en las que, con más o menos insistencia, inciden es en su independencia”, señala Gutiérrez-Rubí. “La disidencia solo está bien vista si responde a una necesidad que conecta con el sentir social”, indica Fumanal. Parlón, aunque con un perfil más discreto que el resto, es partidaria de “una consulta legal y acordada” en Catalunya y se enfrentó a Miquel Iceta en las primarias del PSC en 2016. Caballero se posicionó del lado de Susana Díaz en las primarias que ganó Pedro Sánchez.

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