Hong Kong debería retirar la ley de extradición, según el supervisor policial

El Gobierno de Hong Kong debería retirar por completo la controvertida propuesta de ley de extradición, origen de las protestas que desde hace once semanas se suceden en la región administrativa especial china, opinó el jefe del órgano de supervisión policial hongkonés, Anthony Neoh.

En una entrevista con el diario hongkonés South China Morning Post, Neoh, director del Consejo Independiente de Reclamaciones Policiales (CIRP), dijo que la propuesta de ley “solo está muerta en la cabeza del Gobierno porque ha decidido no revivirla. Esas no son formas de retirar legislación”.

El abogado y supervisor policial hacía referencia así a cuando, a principios de julio y en vistas de la oposición al texto legal, la jefa de Ejecutivo hongkonés, Carrie Lam, declaró “muerta” la propuesta con el objetivo de calmar las protestas.

A este respecto, en una rueda de prensa ofrecida hoy, Lam indicó que “a nivel político la propuesta está muerta. No hay planes de revivirla, en particular teniendo en cuenta las preocupaciones públicas”.

Neoh insistió en que este punto debería ser un comienzo para encauzar la situación, ya que, en su opinión, hasta ahora se ha confiado únicamente en la Policía en lugar de buscar una solución política que permita “restaurar la calma en la ciudad”.

“Cada vez que veo a la jefa del Ejecutivo se lo digo: necesitas una solución política. Ella dice que está trabajando en eso”, reveló.

Precisamente hoy Lam anunció que se establecerá una plataforma de diálogo con los manifestantes, aunque falta por ver si actuará sobre esa demanda particular.

La retirada total de la propuesta de ley de extradición -que según abogados, activistas y opositores habría permitido a Pekín acceder a “fugitivos” refugiados en el territorio hongkonés para que fuesen juzgados en la China continental bajo un sistema sin garantías- es la primera de las cinco demandas de los manifestantes de Hong Kong.

Otra es el establecimiento de una comisión de investigación independiente sobre la brutalidad policial, a lo que Lam se ha negado alegando que el órgano que dirige Neoh se encarga de eso.

Pero el jefe de la CIRP aconsejó que no se “cierre la puerta” a una comisión de investigación independiente en el futuro.

“¿Qué es lo que preocupa a los jóvenes? Porque están haciendo esto (las protestas) por su propio futuro” -continuó Neoh- ¿Qué hay en su futuro que consideran importante? Veámoslo a ver qué se puede hacer. Creo que es hora de poner las cosas sobre la mesa“.

“Ha llegado el momento de hablar con el corazón”, insistió.

“Si pides la independencia, no es posible, ¿vale?”, apostilló, aunque esa no constituye una de las cinco demandas de los manifestantes, que sí incluyen la retirada del término “revuelta” para referirse a las protestas del 12 de junio, la amnistía a los detenidos hasta ahora y el sufragio universal.

En cuanto a esta última demanda, el supervisor policial consideró que eso “no se puede debatir”.

Las protestas en Hong Kong comenzaron en marzo contra la iniciativa de las autoridades locales de promulgar la citada ley de extradición.

Bajo la fórmula “Un país, dos sistemas”, Pekín se comprometió a mantener la autonomía de Hong Kong y a respetar una serie de libertades de las que no gozan los ciudadanos de la China continental hasta 2047, tras recuperar la soberanía del territorio de manos británicas en 1997.

Las manifestaciones han movilizado desde junio a cientos de miles de personas y han estado acompañadas de represión policial para aplacar los intentos de los manifestantes de afectar el curso normal de la ciudad con huelgas y ocupaciones de edificios oficiales, comisarías, estaciones de metro o el aeropuerto.

A pesar de que la polémica propuesta de ley de extradición fue declarada “muerta” por las autoridades hongkonesas a principios de julio, los manifestantes han sumado una serie de demandas al Gobierno local para mejorar los mecanismos democráticos de la ciudad y, en definitiva, oponerse al autoritarismo chino.

Pekín asegura que detrás de las protestas existe una “mano negra”, y apunta con frecuencia a Estados Unidos como responsable.