Hungría controlará a los refugiados para evitar “el peligro del terrorismo”

Hungría sólo dejará entrar en su territorio a aquellos refugiados que hayan pasado por un severo y largo control de seguridad en un intento de evitar el riesgo del terrorismo, afirmó hoy el primer ministro del país, Viktor Orbán.

“Solo podremos dejar entrar a los que hemos controlado. El control y el permiso de entrar van unidos, ya que queremos evitar el peligro del terrorismo”, aseguró el conservador Orbán, después de entrevistarse con el canciller austríaco, el socialdemócrata Christian Kern.

El primer ministro reiteró que los refugiados “significan un riesgo de terrorismo” y explicó que las investigaciones en cada caso pueden durar “hasta meses”.

Orbán insistió en que las políticas europeas de inmigración son inaceptables para su Gobierno.

Aseguró que Budapest aceptará de Austria a todo aquellos inmigrantes irregulares de países de los Balcanes, como Kosovo y Albania, que entraron en la Unión Europea (UE) por suelo húngaro y que los enviará a sus países de origen.

Esta postura difiere de la que mantiene respecto a los refugiados de Oriente Medio, ya que considera que antes de pasar por Hungría en su camino hacia otros país ricos de Europa, ya habían entrado a la zona de libre circulación de Schengen por Grecia, por lo que no procedería que Austria los devuelva a Hungría.

Por su parte, el canciller austríaco reconoció que las medidas aplicadas por países como Hungría, como el cierre de las fronteras y la instalación de alambradas, han contribuido a que baje el número de refugiados que llegan hasta Austria y Alemania.

“Debemos ofrecer apoyo y asumir la responsabilidad por lo que sucede en Serbia”, afirmó Kern respecto a los centenares de refugiados que esperan en ese país para entrar en territorio húngaro.

Desde principios de julio, Hungría envía a zonas de tránsito en territorio húngaro a los inmigrantes irregulares que son capturados cerca de la frontera.

Mientras presentan y se tramita su solicitud de asilo, esos refugiados quedan atrapados en una estrecha franja entre la valla fronteriza húngara y la linde con Serbia, donde apenas reciben asistencia ni servicios de ningún tipo.

Unos 130 refugiados que esperan en esa situación han iniciado una huelga de hambre para pedir a Budapest que les abra el paso hacia el resto de la UE.