IU celebra el primer cónclave “no problemático” en sus 25 años de historia

Si no hay sorpresas de última hora, lo que nunca se puede descartar en IU, la coalición federal celebrará el próximo fin de semana la primera asamblea federal sin tensiones cainitas en sus veinticinco años de historia y todo apunta a que el actual coordinador, Cayo Lara, liderará una candidatura unitaria.

Una situación “idílica” a la que se ha llegado gracias, entre otras cosas, al buen balance electoral que puede mostrar Cayo Lara, con un crecimiento notable en todas las elecciones desde que él se hizo con las riendas de IU.

Y de hecho, el viernes, cuando arranque el cónclave, podrá exhibir un expediente electoral bastante impecable: once diputados en el Congreso de los dos que tenía en la legislatura anterior; un incremento del 25% de su representación en las autonómicas de mayo del año pasado y un 17% en las municipales.

Una buena racha que ha continuado este año con las convocatorias en las comunidades históricas -excepto el pinchazo del País Vasco- más Asturias. Y esas buenas perspectivas parece que siguen, tal como aventuran las últimas encuestas. Los más optimistas hablan incluso de rebasar el techo de los 21 diputados de Julio Anguita. La debacle del PSOE y la crisis económica han empujado también hacia arriba el proyecto de IU.

Ahora bien, parece incuestionable y varios dirigentes consultados por Efe coinciden en ello, que Cayo Lara cogió un partido disperso y muy fraccionado y ha logrado cohesionarlo y “amansarlo” hasta el punto de resultar a veces irreconocible.

Si no fuera porque se le han atravesado las “espinitas” de Extremadura y Euskadi, que han revuelto un poco las entrañas de la organización y han enfrentado a más de uno, se diría que han sido cuatro años sin mácula.

Pero Extremadura, donde la abstención de los diputados de IU entregó la Junta al PP por primera vez en la democracia, ha coleado y mucho.

Llamazares no se enfrentará a Cayo Lara salvo que ignore a Izquierda Abierta

Aparte de tensar la cuerda entre los “rebeldes” extremeños y la dirección federal y dividir a la propia estructura regional, ha generado desencuentros con algunas “familias” que conviven en IU, especialmente con Izquierda Abierta, de Gaspar Llamazares, que le reprocha la forma de manejar esta desagradable situación. De hecho, Llamazares ha señalado que no pretende enfrentarse a Cayo Lara, pero ha reconocido que lo hará si ignora a esta facción en la elaboración de una candidatura unitaria.

En Euskadi, la fractura hace un año de la marca de IU, Ezker Anitza, también ha provocado unos cuantos quebraderos de cabeza a Lara y roces con otros responsables del partido, que apostaban, como otra vez Llamazares, por el diálogo en lugar de la ruptura. Una ruptura que, por otro lado, se ha cobrado el único diputado que tenían en el Parlamento vasco.

La aparición de Izquierda Abierta ha sido otro elemento que no cayó demasiado bien en la dirección, que acogió con ciertas reservas el desmarcaje controlado del anterior coordinador federal.

Porque este nuevo partido, el cuarto que se integraba en IU junto al PCE, Izquierda Republicana y la Candidatura Unitaria de Trabajadores (CUT), ha llegado para pelear su espacio de poder.

No obstante, todas estas diferencias, aunque saldrán y se discutirán en la décima asamblea federal, previsiblemente no torcerán el nuevo camino que ha emprendido IU porque esta recién conquistada cohesión interna les ha reportado buenos dividendos y lo saben.

Hay, además, una coincidencia generalizada en que el crecimiento de IU se producirá a costa de los socialistas y siempre y cuando consigan mantener una vocación mucho más abierta a todo el espectro de la izquierda, más centrada y un mensaje estrechamente pegado a las necesidades reales de los ciudadanos.

Esa es básicamente la argumentación que Cayo Lara defenderá en el cónclave y con la que aspirará a ser reelegido.