Instituciones Penitenciarias no facilita los datos de casos como el de Matas

El organismo concedió al exministro el tercer grado pese al informe desfavorable de la Junta de Tratamiento de la cárcel
Prisiones se niega a decir con cuántos internos ha procedido de la misma manera
Fuentes conocedoras del sistema penitenciario señalan que es poco habitual que un preso aumente de grado contra el criterio de los miembros de la Junta

El expresidente balear Jaume Matas, a su salida de la cárcel de Segovia.

5 de noviembre de 2014 21:08h

Instituciones Penitenciarias no facilita los datos sobre los casos en los que han concedido el tercer grado a presos a pesar de tener un informe desfavorable del centro penitenciario, como ha sucedido recientemente con Jaume Matas. Cinco de los ocho miembros que componen la Junta de Tratamiento de la prisión de Segovia, en la que el expresidente balear sólo ha pasado tres meses, eran partidarios de mantenerle en segundo grado.

El Gobierno desoyó ese informe y optó por mejorar la situación del preso con el argumento de que ya ha cumplido un tercio de la condena, que tiene familia, buen comportamiento, así como la ventaja de disponer de un empleo a su salida.

Esta nueva situación permite al exministro de José María Aznar acudir sólo a dormir al centro de inserción de la cárcel de Segovia de lunes a jueves y estar libre de viernes a domingo. La decisión la ha tomado la dirección general de Prisiones, que rectificó el informe de la Junta de Tratamiento, cuyos miembros se habían mostrado mayoritariamente favorables a concederle únicamente el segundo grado. No obstante, no fue una resolución unánime.

El organismo dependiente del Ministerio del Interior se niega a dar la cifra de presos con los que se ha tenido esa misma benevolencia a pesar de que la primera instancia se mostrara desfavorable. “No lo facilitamos”, afirma un portavoz del gabinete de prensa de Instituciones Penitenciarias consultado por eldiario.es.

Fuentes conocedoras del sistema penitenciario explican que existen casos en los que Prisiones rectifica respecto al posicionamiento de la primera instancia –la Junta de Tratamiento del propio centro en el que está el preso– pero matizan que el porcentaje es muy bajo. “Las correcciones son muy pocas y tienen que estar muy fundamentadas”, argumentan esas fuentes. Además, cuestionan que se haga con presos “relevantes”.

El problema de llamarse Matas

La notoriedad de Matas es precisamente la razón que ha atribuido el secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Yuste, a la oposición de la Junta de Tratamiento de concederle el régimen abierto. “De no haberse llamado Jaume Matas, se hubiera dado unanimidad en el tercer grado”, ha justificado en una entrevista en la Cadena Ser. Según Yuste, cinco de los miembros del organismo defendieron el segundo grado frente a tres que se decantaron por el tercero.

El responsable de Prisiones comparecerá en el Congreso para rendir cuentas por la concesión del régimen abierto al exdirigente del PP. La oposición ha calificado esta decisión de “indulto encubierto”.

En enero de este año, 8.731 presos de los 56.132 de las cárceles españolas disfrutaban del tercer grado, es decir, un 15% del total. En cuanto al segundo grado, el número es muy superior: un total de 41.325 internos estaban bajo ese régimen en esa misma fecha (el 73,62%).

Matas fue condenado a nueve meses de cárcel por tráfico de influencias en el marco de una pieza separada del caso Palma Arena en la que se investigaban las irregularidades en la contratación de un periodista para que le hiciera sus discursos mientras presidía Baleares. A pesar de que la pena era inferior a los dos años que generalmente se estipulan para la entrada efectiva en un centro penitenciario, la Audiencia de Palma ordenó su ingreso.

El tribunal basó su decisión en que Matas no había mostrado ni “arrepentimiento ni interés” en reparar el daño causado por el tráfico de influencias, y las tres magistradas que firmaban el auto aseguraban que su conducta fue “un atentado frontal” contra el Estado de derecho. “Estamos ante un delito cometido dentro de las estructuras de poder que las sociedades democráticas y civilizadas tratan de combatir –argumentaban–. El peligro de este tipo de acciones es innegable”.

La causa por la que Matas entró en la cárcel no es la única que tiene judicializada. Pesa contra él la imputación por ocho delitos en el caso Nóos. El juez José Castro le acusa de prevaricación administrativa, malversación de caudales públicos, fraude a la Administración y tráfico de influencias por presuntamente “marginar la normativa sobre contrataciones públicas” en relación al patrocinio de un equipo de ciclistas en el que Iñaki Urdangarin actuó como intermediario y supuestamente recibió una comisión, y por los convenios para celebrar los Illes Balears Forum de 2005 y 2006.

Otro de los frentes abiertos del exministro es el caso Palma Arena por el que está imputado por presuntas irregularidades en la contratación del arquitecto Santiago Calatrava para el proyecto del edificio de la ópera.