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Internet negro, el libro que inyecta vacunas contra el lado oscuro de la red

Internet negro, el libro que inyecta vacunas contra el lado oscuro de la red

EFE

Madrid —

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Hay un lado oscuro en la red plagado de peligros. Solo con sentido común podríamos evitar el 80 por ciento de ellos. Para los demás, hay “vacunas”. Y más fáciles de aplicar de lo que nos creemos. Dos policías nacionales enseñan cómo inyectarlas en un libro que acaba de editarse: “Internet negro”.

No es la primera incursión en el mundo de los libros, porque los agentes del grupo de Delitos Tecnológicos de la Policía Pere Cervantes y Oliver Tauste ya publicaron “Tranki pap@as”, otro ensayo para instruir a los padres sobre los “ciberriesgos”.

Ahora han dado un paso más y en “Internet negro. El lado oscuro de la red”, editado por la colección “Temas de hoy” de Planeta, han ampliado su “auditorio” para dirigirse tanto a los más cibernautas como a los más analógicos y advertirles de los riesgos que se corren en la red, en lo que “google ve” y en lo que “google no ve”.

Convencidos de que a estas alturas de la era digital es “innegociable” que “nos pongamos las pilas” para no caer en las garras del cibercrimen, Cervantes y Tauste han aprovechado su experiencia en la persecución del ciberdelincuente para ilustrar con ejemplos cómo cualquier usuario, incluso aquel que cuente con menos conocimientos informáticos, puede evitar ser objetivo de los nuevos cacos.

“Los peligros son reales. La maldad también existe en la red”, dice a Efe Cervantes, que desde su puesto de trabajo observa día a día como aumentan las denuncias por delitos en internet a la par que crecen los grupos criminales que hacen uso de él.

No hacen discriminación alguna del público al que se dirigen, pero Cervantes se detiene en algunos colectivos como la tercera edad, ya inmersa de lleno en el mundo tecnológico. En países como Estados Unidos los mayores están conectados hasta cinco horas diarias, recuerda el coautor del libro.

Es también una forma de comunicarse con los hijos que viven fuera y un medio, en muchos casos, para combatir la soledad. Son víctimas potenciales del delito y para ellos también hay “vacunas”.

Porque uno de los errores de este segmento de la población es facilitar en la red demasiada información personal. Ya ha habido muchos casos de robos en casas de mayores aprovechando los rastros que dejan en las redes sobre las horas que pasan fuera de la vivienda.

Otro de los peligros en los que muchos mayores incurren es “convertir google en la consulta del médico privado”, resalta Cervantes para advertir del riesgo que puede conllevar para la salud “automedicarse” por internet.

Fraudes de todo tipo navegan a sus anchas por la red. Y el cibernauta sigue picando. Por ejemplo con “la novia rusa que nunca llegó”, un timo que mueven redes criminales que dan de alta perfiles falsos en páginas de contactos. Chicas guapas que, una vez engatusada su víctima, acaban pidiéndole dinero. Hasta 60.000 euros han llegado a timar.

Las pymes y los autónomos también son objeto de atención de los autores del libro. De cada 10 ataques informáticos, 7 van dirigidos a estas empresas, explica Cervantes, que les aconseja que no utilicen la red wifi pública -el “cebo de los cebos”-.

Un consejo útil para las pymes es, según este experto, la instalación de un VPN, un servicio informático que crea un túnel desde la empresa a internet mediante un cifrado que protege todo lo que pasa por él.

Grecia y España, recuerda Cervantes, son los países más desconfiados para hacer transacciones por Internet y, sin embargo, “somos los que ponemos menos medios, ni siquiera antivirus” por esa creencia generalizada de que “a mí no me va a pasar”.

“¿Qué hago si soy víctima de ciberviolencia de género?” A esa pregunta también responde el libro, a cuyos autores les preocupa ese “machismo 2.0” de maltrato a la mujer mediante el uso de internet. Así, han surgido fenómenos como la “sextorsión” (extorsionar a la pareja o expareja con fotos íntimas colgadas en las redes) o la “pornovenganza”.

Se trata de menoscabar la integridad moral de la mujer, y también de controlarla con prácticas como clonar su tarjeta SIM, lamenta Cervantes, quien aconseja a las víctimas que denuncien y que instalen en sus móviles las aplicaciones gratuitas creadas por instituciones para luchar contra la violencia de género.

La segunda parte del libro muestra el lado oscuro de la red, la llamada Deep Web, que aprovechan cada vez más narcos, traficantes de armas o de órganos, pedófilos y todo tipo de delincuentes de un “mercado negro” sostenido por programas que dificultan el rastreo y por el uso de la moneda virtual o “bitcoin” que no deja huella.

Peligros y riesgos que el sentido común puede evitar en un 80 por ciento, Para ese otro 20 por ciento, las “vacunas” de Cervantes y Tauste.

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