Italia apuesta por el “Modelo Milán” para atajar el desbarajuste romano

El Gobierno de Italia, dirigido por Matteo Renzi, ha decidido atajar el embrollo político en Roma apostando por el “modelo Milán”, ensalzada como capital moral del país tras celebrar una “exitosa” Exposición Universal, que concluye el pasado sábado.

La vida en la capital italiana transcurre entre sobresaltos y conjuras políticas y su ya exalcalde, Ignazio Marino, revivió el viernes pasado su particular “Idus de octubre” al caer después de que más de la mitad de los concejales presentaran su dimisión.

Fue el epílogo a unos meses en los que las presiones y los escándalos han rodeado a su administración, acusada de permisiva ante las infiltraciones mafiosas y marcada por un goteo sinfín de dimisiones y polémicas.

El regidor dimitió el 12 de octubre y se retractó días después, si bien ya era tarde y el viernes la mayoría de la asamblea capitolina decretó ante notario el fin de Marino, investigado además por presunta malversación.

Durante una comparecencia pública, el alcalde dijo sentirse “apuñalado” ya que diecinueve de los concejales dimisionarios que forzaron su caída pertenecían a su propia formación, el Partido Demócrata (PD, en el Gobierno).

En total, veintiséis ediles le abandonaron y todos, en su opinión, lo hicieron en nombre de “un patrón” cuya identidad evitó desvelar pero que todo el mundo situó en el líder de su partido, Renzi, con quien está enemistado.

La política italiana se cocina a fuego lento pero, sin embargo, el jaque mate a Marino se fraguó en apenas un día y, unas horas después de su caída, el Gobierno italiano desveló su intención: apostar por el modelo milanés para acabar con el caos en la capital.

Milán, en el norte, es la niña bonita de Italia, ejerce no solo de capital económica y empresarial sino también moral y en la actualidad se encuentra bajo el foco mediático tras celebrar una Exposición Universal que ha sido ampliamente aplaudida.

Por esa razón el Gobierno ha designado a su delegado en Milán desde 2013, Francesco Paolo Tronca, para acabar con el vacío de poder en la capital y sustituir a Marino hasta que se convoquen unas elecciones municipales, previsiblemente la próxima primavera.

El nombramiento de Tronca (Palermo, 1952) es un reconocimiento a su gestión en la Expo, que aunque comenzó entre disturbios urbanos y coches en llamas, se ha desarrollado apaciblemente durante los seis meses que ha permanecido abierta.

“Con la Exposición Universal hemos demostrado que Italia está a un nivel excelente. En el extranjero no pensaban que Italia fuera capaz de realizar un evento como este”, señaló hoy en rueda de prensa el nuevo comisario de Roma.

Durante su presencia en Milán ha tenido que hacer frente también a otros retos como los actos derivados de la presidencia italiana de turno de la Unión Europea, en el último semestre de 2014, que llevó a la capital lombarda a numerosos líderes europeos.

En este sentido Tronca ha recalcado que Milán ha sido en este tiempo “un laboratorio de buenas prácticas gracias a una administración pública cada vez más eficiente”.

Un panorama muy diferente al que se encontrará en la capital, a la que se le viene encima la preparación de un Jubileo convocado por el papa Francisco y que comenzará el próximo 8 de diciembre para concluir casi un año después, el 20 de noviembre de 2016.

Un evento que, a pesar de la intención pontificia de evitar grandes y fastuosas ceremonias, atraerá a la ciudad un enorme flujo de peregrinos que algunos cifran en treinta millones de personas.

Todos llegarán a Roma y, de no cambiar las cosas en el plazo de poco más de un mes, se encontrarán una ciudad con graves deficiencias en sus servicios básicos como la limpieza o la recogida de basuras y con un ruinoso sistema de transporte urbano.

Renzi ha sido claro: “Haremos de todo para gestionar el Jubileo de Roma como lo ha hecho Milán con la Expo. Esta página se ha cerrado, ahora basta de polémicas y todos a trabajar”.