Ius Soli y Biotestamento, 2 leyes polémicas para zanjar legislatura en Italia

Con la legislatura dando sus último tumbos, el Parlamento italiano debate “in extremis” dos polémicos proyectos de ley que podrían correr distintas suertes: la concesión de la ciudadanía a inmigrantes nacidos en el país y el “testamento vital”.

Tras cinco años de Gobierno del Partido Demócrata (PD), con sus idas y venidas y tres primeros ministros distintos, Italia ha sumado nuevas leyes de gran calado social como las uniones homosexuales, el divorcio breve, la ley de dependencia o la de la violencia machista.

Pero hay dos cuya su tramitación ha sufrido incontables retrasos por la controversia que suscitan: la del “Ius Soli”, que concedería la nacionalidad a los inmigrantes nacidos en Italia, y la del “biotestamento” contra el ensañamiento terapéutico en enfermos.

Los redactores de estos dos proyectos de ley siguen empeñados en sacarlos rápidamente pero, para ello, deberán ser aprobadas en el Senado, donde el Gobierno cuenta con una escueta mayoría de escaños.

El primer texto, el del “Ius Soli”, pretende reformar la ley vigente, que desde 1992 establece como único modo de obtener la ciudadanía el conocido como “derecho de la sangre”, pues un niño solo puede ser italiano si al menos uno de los progenitores lo es.

Así, si un niño nace en territorio italiano y sus padres son extranjeros, únicamente podrá aspirar a ser reconocido como italiano si lo solicita una vez cumplidos los dieciocho años y siempre y cuando “haya residido legal e ininterrumpidamente” en el país.

La ley del PD, que ha sido “cepillada” y suavizada, estipula que los hijos de extranjeros nacidos en Italia adquieren la nacionalidad si al menos uno de sus padres reside legalmente y sin interrupciones en el país durante al menos cinco años, entre otros supuestos.

Se trata de una reforma de calado pues, según la Fundación Leone Moressa, en caso de salir adelante, se generarían 800.000 “nuevos italianos” y se beneficiarían alrededor de 58.000 personas cada año.

El proyecto ha sido aplaudido por la izquierda pero por contra y con la crisis de refugiados como telón de fondo, ha recibido el rechazo frontal de los conservadores como “Forza Italia” (FI), de Silvio Berlusconi, o la xenófoba “Liga Norte” (LN).

E incluso el antisistema “Movimiento Cinco Estrellas” (M5S), que en el pasado fueron favorables a este texto, han avanzado que se abstendrían en caso de que llegue a ser votado, lo que dificulta más si cabe su posible aprobación, que parece en punto muerto.

Más optimista podría ser el futuro del proyecto de ley sobre el “testamento vital”, que está previsto que se vote el próximo jueves 14 de diciembre en el Senado.

En resumidas cuentas permite a los enfermos disponer de un testamento biológico vinculante para el médico y los familiares con el que podría renunciar a los llamados tratamientos paliativos extremos al fin de su vida, como la alimentación artificial.

Además las clínicas privadas, también las católicas, que estén vinculadas al sistema sanitario nacional no estarán exoneradas de aplicar el testamento vital.

La presentación de este texto ha hecho que las fuerzas conservadoras y los políticos católicos pongan el grito en el cielo y, en un intento de obstaculizar su tramitación, han presentado más de 3.000 enmiendas.

“Yo, más que del final de la vida, me ocupo de la vida”, comentó recientemente el líder de la LN, Matteo Salvini, al ser preguntado por esta cuestión candente, sin sonrojarse.

Sin embargo el “testamento vital” podría correr mejor suerte gracias al anunciado voto favorable del M5S, lo que lo sacaría del atolladero: “Hay números suficientes para aprobarlo”, ha celebrado optimista el secretario general del PD, Matteo Renzi.

De este modo saldría adelante una ley reclamada desde hace años en un país, Italia, en el que la eutanasia es delito y muchos de sus ciudadanos, para no prorrogar su enfermedad y sufrimiento, deciden viajar a la cercana Suiza para poner fin a sus vidas.

Es el caso reciente de Fabiano Antoniani, un Dj que quedó ciego y tetrapléjico por un accidente de tráfico y que el pasado febrero se provocó la muerte en una clínica de Zúrich, acompañado por un activista del Partido Radical, Marco Cappato, que está siendo juzgado.