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Kapoor concentra 30 años de su colosal poética escultórica en Berlín

Kapoor concentra 30 años de su colosal poética escultórica en Berlín

EFE

Berlín —

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El museo Martin Gropius Bau de Berlín abrió hoy una ambiciosa retrospectiva dedicada al británico-indio Anish Kapoor, que concentra 30 años de colosal poética escultórica de uno de los más codiciados artistas vivos del momento.

La estrella de la muestra es “Symphony for a Beloved Sud”, una instalación consistente en cuatro cintas transportadoras orientadas hacia la cúpula acristalada del museo, por las que discurren bloques de cera roja de hasta 70 kilos, destinados a caer al vacío.

Se trata de una de las obras diseñadas expresamente para la retrospectiva berlinesa, que Kapoor califica de “aventura artística a cuatro manos”, por considerar coartífice del prodigio a Norman Rosenthal, el comisario de la muestra.

Por las salas adyacentes, repartidas en toda la planta baja del museo, distribuyeron Kapoor y Rosenthal algunas de las piezas más conocidas del artista, como “Shooting into the corner”, de 2008, combinadas con trabajos recientes, como “1rs Body”, de 2013.

Hasta tres salas ocupa el PVC desmayado de “The Death of Leviathan”, obra en la que Kapoor invirtió dos años y que refleja a un monstruo desparramado e inerme.

Es, en su conjunto, un recital de materiales y formas diversos, en constelaciones sobredimensionadas, a veces, o minimalistas, en otras ocasiones, que abarcan desde la obra de Kapoor en los 70 hasta esas piezas hechas a medida para el Gropius.

La poética escultórica de Kapoor se expresa tanto en esas formas y materiales como en los olores de las ceras o pigmentos, mezclados con la piedra natural, acero y materiales de alta tecnología.

“Shooting into the corner” coloca al visitante ante el cañón que estampa impactos de intensa pintura roja contra una esquina, accionado cada veinte minutos por un cañonero concentrado en el ritual de cargar el aparato y disparar sus balazos.

“When I am a Pregnant”, de 1992, reproduce el bulto en la pared blanca, en contraste con el rojo intenso no solo de los cañonazos, sino de varias de las otras colosales esculturas de Kapoor.

“Es un orgullo para mí, un privilegio, invitarles a este diálogo artístico y filosófico, amplificado, resultado de un trabajo muy complejo de reflexión”, afirmó Kapoor, entre humilde y a la vez consciente del esfuerzo de “comprensión” que pide al visitante.

Las 70 piezas concentradas en el Martin Gropius están en las antípodas del arte explícito. Es pura conceptualidad, que atrapa al visitante independientemente de si alcanza a compartir el mensaje.

“Creo empatías, más que obras transmisores de mensajes concretos”, explicaba el artista, tras la conferencia, paseando entre sus bloques de cera, como gigantescos enjambres de miel, o entre bloques de piedra blanca esparcidos por el suelo de las salas.

“Es una sinfonía melancólica. Dejo abierto su significado. Como siempre hago. No hay por qué explicar significados. La música no lo hace. Son procesos, como lo es la poética o la música”, explicaba, pacientemente, a cuantos se acercaban con la incógnita plasmada en la cara.

La monumental “Symphony”, coronada por un sol rojo, está destinada a convertirse en emblema de la retrospectiva, la primera en Alemania del artista, nacido en Bombay en 1954 y afincado en Londres, que ha recibido los premios más prestigiosos del mundo artístico, incluido el Turner en 1991.

Kapoor ha estado presente en las grandes citas vanguardistas -desde la Biennale de Venecia, en 1990 a la documenta de Kassel (Alemania), dos años después- y diseñó para los JJOO de Londres su torres de 115 metros de altura, “Arcelor Mittal Orbit.

A Berlín trasladó lo que califica de “factoría de color”, revisó su “Decend to the limb” de Kassel y convirtió el Martin Gropius Bau en un taller al servicio de su talento, como lo fue en 2010 para el danés Olafur Eliasson, otro hito en la nómina del museo berlinés.

“Para el color no es solo algo que se plasma en una superficie. Es material, es consistencia”, explica, mientras el cañonero se prepara para el siguiente lanzamiento y el personal del museo indica a los presentes que deben colocar cascos amortiguadores de ruido, ante el siguiente impacto.

Gemma Casadevall.

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