El M5S solo gobernaría con la Liga pero aceptaría el apoyo del vetado Berlusconi

El líder del Movimiento 5 Estrellas italiano (M5S), Luigi di Maio, dio hoy su disposición a negociar un programa para gobernar con la derechista Liga Norte (LN) pero dejando de lado a su socio Silvio Berlusconi (líder de Forza Italia), del que como mucho aceptaría un apoyo externo.

Di Maio, cabeza del partido más votado en las elecciones del pasado 4 de marzo, defendió esta postura ante la presidenta del Senado, Maria Elisabetta Alberti Casellati, encargada por el presidente de la República italiana, Sergio Mattarella, de mediar entre el M5S y la coalición de derechas, la lista que sumó más papeletas, para que traten de conformar un Ejecutivo dada la ausencia de mayorías.

El escollo reside en que en esa alianza, además de la xenófoba LN de Matteo Salvini, la integran Forza Italia y los ultraderechistas de Hermanos de Italia, con los que Di Maio se niega taxativamente a pactar la formación de un Ejecutivo.

Di Maio explicó que por la mañana habló con Salvini y le trasladó su disponibilidad a pactar un programa de Gobierno común con él pero dejando al margen a Berlusconi, en un nuevo y vano intento de resquebrajar la alianza conservadora.

“Unos y otros hemos dicho que estamos abiertos a hablar sobre programas y cuestiones que afectan a Italia. Pero también está claro - y, creedme, sobre esto estamos haciendo todo lo posible- que no podemos superar determinados barreras o límites”, defendió Di Maio.

Su intención es establecer un programa de Gobierno con la Liga que sirva de base para un futuro Ejecutivo del que Berlusconi quedaría excluido, aunque como novedad abrió la posibilidad de aceptar su apoyo externo en el Parlamento.

“He dicho a Salvini que estaríamos dispuestos a que ese contrato firmado con él, ese Gobierno formado con él, pudiera ser apoyado por Forza Italia y Hermanos de Italia. No podemos impedir un apoyo de esas fuerzas políticas”, apuntó.

De este modo Di Maio mantuvo el veto a Berlusconi, histórico enemigo del M5S, fundado en 2009 contra los que denominaba la “casta política”, con lo que disipó el optimismo percibido en la comparecencia previa de Salvini, cuando afirmó que tenía “fundadas esperanzas” de que se acabara “la política del no”.

Tras escuchar al candidato del M5S, Salvini defendió que “el Gobierno debe hacerse con la coalición de derechas en su conjunto”, en declaraciones a los medios a su llegada a Isernia, la capital de la región de Molise (centro), que celebra elecciones este domingo en las que los conservadores repiten alianza.

“Nosotros haremos todo lo posible para formar un gobierno pero los italianos han optado por elegir a todo el centroderecha, no solo a la Liga. No se puede decir que el Gobierno solo se hace con la Liga”, reiteró Salvini.

El jefe de la Liga explicó que no le gustaría que “alguien no tuviera las mismas ganas de formar un Ejecutivo inmediatamente” y expresó su sospecha de que “hay quien quiere boicotear un acuerdo político para inventarse el enésimo Gobierno técnico”.

La candidata de Hermanos de Italia, Giorgia Meloni, también en Molise, lamentó que “el M5S, que quedó segundo, pretende dictar las reglas como si hubiera ganado las elecciones” y defendió la cohesión de su coalición, “que no se resquebraja y permanece compacta”.

En este escenario, la presidenta del Senado acudirá, previsiblemente el viernes, ante el jefe del Estado para notificarle los escasos frutos de su mediación y este deberá tomar una decisión sobre cómo dar un gobierno al país.

Si Di Maio persevera en su “no” a Berlusconi y Meloni y, por su parte, Salvini continúan convencidos de respetar la coalición, el M5S podría mirar como última opción al perdedor de los comicios, el Partido Demócrata (PD, centroizquierda).

Sin embargo, el exsecretario del PD, Matteo Renzi, que dimitió tras el varapalo, reiteró hoy que “ahora toca a los ganadores de las elecciones” formar Gobierno, subrayando su postura de que la formación haga oposición y no apoye Ejecutivo alguno.

“Veremos si lo logran”, retó en su página de internet el ex primer ministro, aún líder de una parte importante de este partido socialdemócrata en el que en los últimos días han surgido voces que abogan por participar en las negociaciones.