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El Mariscal Hafter llega a Bengasi tras dos semanas en coma en un hospital de París

El Mariscal Hafter llega a Bengasi tras dos semanas en coma en un hospital de París

EFE

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Trípoli, 26 abr (EFE),- El mariscal Jalifa Hafter, hombre fuerte del este de Libia, llegó esta tarde al aeropuerto de Bengasi desde El Cairo, tras haber permanecido supuestamente en coma dos semanas en un hospital militar de París, y fue recibido por altos cargos del Ejército Nacional Libio (LNA) fieles al líder.

En imágenes retransmitidas por la cadena nacional “Al Hadath”, se podía ver al dirigente de 75 años con una sonrisa en la cara y saludando a los oficiales, parlamentarios y dirigentes tribales que le felicitaron y reafirmaron su lealtad.

“Nos hemos comprometido a hacer realidad las esperanzas del pueblo libio y liberar a Libia de aquellos que perturban sus vidas”, declaró Hafter, haciendo referencia a las especulaciones sobre su estado de salud y que, algunos medios de comunicación, anunciaron incluso su muerte.

“Estoy con buena salud” aseguró y acto seguido amenazó “no soy el responsable de responder a aquellos que han lanzado rumores sobre mi salud, pero otra persona lo hará”.

Entre los presentes se encontraba el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Aéreas, Saqr al Karushi, quien había anunciado la vuelta de Hafter al país y reveló que su ausencia fue “una táctica para descubrir a los conspiradores contra la institución militar, los cuales serán acusados de alta traición”.

Junto a él también estaba el jefe del Estado Mayor de las fuerzas de “Al Karama” (Dignidad), Abderezzak al Naduri, que el pasado 18 de abril salió ileso de un intento de asesinato con coche bomba cerca de la ciudad oriental de Bengasi.

La semana pasada, el hijo del mariscal, Okba Hafter, afirmó que su padre se encontraba en coma en un hospital militar de París tras sufrir una hemorragia cerebral y una fibrosis pulmonar que habían provocado su ausencia durante las últimas dos semanas.

Antiguo miembro de la cúpula que aupó al poder al derrocado y asesinado Muamar el Gadafi (1969-2011), Hafter fue reclutado por la CIA a finales de los años ochenta y trasladado a Estados Unidos, donde obtuvo la ciudadanía norteamericana y se convirtió en el principal opositor libio en el exilio.

El entonces general regresó a Libia en marzo de 2011, dos meses después de que estallara la revolución contra el dictador, y en 2014 fue nombrado jefe del llamado Ejército Nacional Libio (LNA), una milicia adscrita al Parlamento en Tobruk (este).

En la actualidad está considerado el hombre fuerte de Libia, ya que controla la citada asamblea, domina los yacimientos y puertos petroleros del este y ha forjado alianzas con varias milicias tanto en el oeste como en el sur del país.

Además, cuenta con el apoyo público de Rusia, Egipto y Arabia Saudí, y negocia tanto con Francia como con Italia y Naciones Unidas, a los que exige el fin del embargo de armas que pesa sobre el país desde 2011.

Opuesto al proceso de reconciliación nacional impulsado por la propia ONU, Hafter también está en contra del proceso electoral que pretende poner en marcha este año el enviado especial para Libia, Ghassam Saleme.

En una entrevista concedida el pasado enero a la revista Jeune Afrique, Hafter aseguró que Libia “no está preparada para la democracia”, aunque dejó la puerta abierta a participar en el proceso electoral si este finalmente se lleva a cabo.

Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera militarmente a la caída de El Gadafi.

En la actualidad tiene tres focos de poder: un gobierno tutelado por la ONU en Trípoli, el citado Parlamento en la ciudad oriental de Tobruk y la poderosa alianza que suponen las ciudades-estado de Misrata y Zintan.

A ello se suman decenas de milicias y gobiernos locales, que ha menudo cambian de bando, grupos yihadistas como la rama libia del Estado Islámico o la Organización de Al Qaeda en el Magreb (AQMI), y redes mafiosas dedicadas al contrabando de armas, combustible y personas.

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