Mattis responde con ironía a Trump y urge a defender a los aliados de EE.UU.

El exsecretario de Defensa estadounidense James Mattis respondió este jueves con ironía a las críticas del presidente, Donald Trump, y defendió la necesidad de que EE.UU. apoye a sus aliados, incluidos los kurdos.

Mattis aprovechó su discurso en una gala benéfica para salir al paso de los ataques de Trump, que según han publicado varios medios se refirió a él este miércoles “como el general más sobrevalorado del mundo” durante un tenso encuentro privado con legisladores para discutir la ofensiva turca en Siria.

“Me siento honrado por ser considerado así por Donald Trump, porque también calificó a Meryl Streep de actriz sobrevalorada. Así que supongo que soy la Meryl Streep de los generales y eso suena bastante bien”, bromeó el exsecretario de Defensa.

“Y al menos hay que admitir que entre Meryl y yo hemos logrado algunas victorias”, añadió en una aparente puya al presidente y en el tono humorístico que es habitual en los discursos de la cena anual de la fundación Alfred E. Smith.

Sin embargo, pese a los chistes iniciales, la intervención de Mattis se tornó rápidamente seria, con duras advertencias sobre el estado de la política estadounidense.

El general retirado, que fue jefe del Pentágono con Trump y que salió del Gobierno el pasado año por sus diferencias con el presidente, fue muy crítico con la falta de compromisos entre republicanos y demócratas y con el “cinismo” que ha infectado a las democracias occidentales.

Además, subrayó la deuda que el país tiene con quienes han “luchado por la libertad” y siguen haciéndolo hoy en día en distintos puntos del planeta.

Entre ellos, Mattis destacó a los “estadounidenses que están apoyando a nuestros aliados kurdos”, para muchos observadores abandonados por Trump ante Turquía, un mensaje que arrancó una fuerte ovación del público.

Los recados para el presidente fueron también abundantes en las palabras del actor Martin Short, que ejerció como maestro de ceremonias de esta clásica cita de las élites neoyorquinas que se celebra desde 1946.

La cena de la Alfred E. Smith, que sirve para recaudar fondos para organizaciones que trabajan con niños, reúne cada año a figuras de la política, de los negocios y de la cultura que acuden convocadas por el arzobispo de Nueva York, que es quien preside la fundación.

En los años de elecciones presidenciales, es tradición que el candidato demócrata y el republicano participen en el acto, uno de los últimos donde se les suele ver juntos antes de los comicios, e intercambien palabras con mucho sentido del humor.

En la edición de este año se pudo ver, entre otros, al alcalde de Nueva York, Bill de Blasio; al gobernador del estado, Andrew Cuomo; o a los senadores Chuck Schumer y Kirsten Gillibrand; así como a multitud de ejecutivos de grandes empresas y otras personalidades de la Gran Manzana.

Según la organización, el evento recaudó más de 5,2 millones de dólares, una cifra récord para un año sin elecciones.