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Moscovici abre la lucha para suceder a Juncker en la Comisión Europea en 2019

Moscovici abre la lucha para suceder a Juncker en la Comisión Europea en 2019

EFE

Bruselas —

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Con el mandato del actual presidente de la Comisión Europea (CE) tocando el ecuador, comienza la lucha para suceder a Jean-Claude Juncker en el despacho más importante de Bruselas, que el luxemburgués dejará en 2019 dado que, hasta ahora, siempre ha mantenido que no repetirá en el cargo.

Y el primero en dar un paso al frente ha sido el actual eurocomisario de Asuntos Económicos y Financieros, el socialista francés Pierre Moscovici, de 59 años.

“La candidatura al puesto de presidente de la Comisión podría interesarme”, ha declarado Moscovici al semanario alemán “Welt am Sonntag”.

El político francés reivindica tener “la experiencia necesaria” para el cargo, pero avisa de que solo se postularía oficialmente si se ve con posibilidades de victoria: “No quiero hacer campaña por hacer campaña, sino con la ambición de ganar”, añadía en la entrevista con dicho semanario.

Antes de aterrizar en Bruselas a finales de 2014, Moscovici ejercía como ministro de Economía de Francia, bajo la presidencia del socialista François Hollande.

El primer problema al que tendrá que enfrentarse el comisario para colmar sus ambiciones pasa por recolocarse en el espacio político, después del derrumbe del Partido Socialista (PS) francés en las recientes elecciones presidenciales y legislativas francesas.

“La socialdemocracia en Europa está en crisis. Le falta determinación, una dirección clara y con ideas. La cuestión es: ¿Podemos reconstruirnos en dos años?”, se preguntaba en “Welt am Sonntag”.

El nuevo hombre fuerte de Francia -y de Europa- es el presidente francés y socio-liberal Emmanuel Macron, de quien Moscovici necesitará un sólido respaldo si quiere soñar con ser presidente de la Comisión Europea.

Como tantos en su partido, Moscovici ha empezado a convertirse al “macronismo”, aunque no ha abandonado el PS.

“Macron es una buena noticia para Francia y para Europa”, decía en una reciente entrevista con “Euronews” el titular de una de las carteras de más trascendencia del Ejecutivo comunitario, al que en los burladeros políticos de París y Bruselas se conoce como “Mosco”.

Pero además del hipotético apoyo de Francia, Moscovici necesitará también el respaldo de los Estados miembros de la Unión Europea.

A propuesta del Consejo, que representa a los países de la UE, el Parlamento Europeo designa por mayoría absoluta al presidente de la Comisión, que recibe un mandato de 5 años, renovables una sola vez.

La política comunitaria, donde se deciden gran parte de los intereses de 500 millones de ciudadanos europeos, reposa en un sistema tácito de equilibrios, dentro y fuera de la Eurocámara.

Y a favor de Moscovici puede jugar, paradójicamente, su condición de socialdemócrata aderezada con un progresivo acercamiento a la sensibilidad socioliberal de Macron, quien se inició en política como asesor (2012) y ministro (2014)del presidente socialista Hollande, antes de convertirse él mismo en jefe del Estado (2017).

Actualmente, las tres instituciones faro de la UE están copadas por políticos conservadores: Comisión Europea (Jean-Claude Juncker), Parlamento Europeo (Antonio Tajani) y Consejo Europeo (Donald Tusk).

Además, el centro-derecha, con Juncker ahora y el portugués Jose Manuel Durao Barroso antes, han controlado el Ejecutivo comunitario ininterrumpidamente desde 2004.

Ese año acabó la presidencia de cinco años del italiano Romano Prodi, que si no es conservador “stricto sensu”, tampoco es un político socialdemócrata. El último socialista al frente de la CE fue el español Manuel Marín, pero solo de forma interina durante seis meses en 1999.

Para ver una Comisión Europea verdaderamente presidida por un socialista hay que remontarse al mandato del francés Jacques Delors entre 1985 y 1995, que arrancó cuando España y Portugal aún no habían ingresado en el club comunitario y terminó con una Unión Europea de 15 países. En 2019 habrá pasado casi un cuarto de siglo.

A falta de dos años para el momento de la designación de un nuevo líder al frente del gigante ejecutivo y legislativo de la Unión Europea, Moscovici ha movido ficha para convertirse en el candidato progresista.

Se abre así la carrera para la sucesión de Juncker, que, entre los muchos frentes que tiene abiertos, debe dejar cerrada antes de irse la negociación del “brexit” para que el Reino Unido abandone la Unión Europea, teóricamente en marzo de 2019. Javier Albisu

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