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Mugabe entrega su propio nombre a Zimbabue para mantener vivo su legado

Mugabe entrega su propio nombre a Zimbabue para mantener vivo su legado

EFE

Harare —

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El aeropuerto internacional de la capital de Zimbabue, Harare, se llama desde hoy Robert Mugabe, en honor al presidente de este país africano, quien a sus 93 años trata de asegurarse su legado dando su nombre a las principales infraestructuras del país.

En todas las ciudades y pueblos del país existen calles y avenidas con el nombre del veterano mandatario, e incluso la escuela de la agencia de espionaje zimbabuense, la CIO, se llama Robert Gabriel Mugabe, el mismo nombre que probablemente recibirá un enorme lago artificial en el sur de Zimbabue.

Su fotografía oficial, que data de cuando era mucho más joven, corona todas las oficinas gubernamentales del país.

Y, por si esto fuera poco, el Gobierno de Zimbabue tiene planes de abrir una Universidad Robert Mugabe al norte de Harare cuya construcción se cifra en miles de millones de dólares y establecer un festivo nacional cada 21 de febrero, su cumpleaños.

El presidente, en el cargo desde 1980, “ha dejado un rico legado que debe ser preservado”, aseguró el ministro de Transporte, Joram Gumbo, en declaraciones recientes a los medios locales.

“Su historia”, añadió, en referencia al papel que jugó Mugabe en la guerra de independencia contra el régimen de la minoría blanca de la antigua Rodesia del Sur y a las expropiaciones a granjeros blancos para impulsar económicamente a los zimbabuenses negros, “no debe ser olvidada ni por la gente que visita nuestro país”.

“Es uno de los síndromes de África, el de los hombres poderosos que quieren que se les asocie con absolutamente todo”, afirma a Efe el analista político Takavafira Zhou.

El portavoz del principal partido de la oposición, el Movimiento para el Cambio Democrático (MDC, siglas en inglés), Obert Gutu, denunció la iniciativa como una “personalización de los activos del país” por parte de Mugabe y su familia.

“Es un hombre intoxicado por su propia pasión por el poder”, añadió Gutu, que anunció que si su partido vence en los próximos comicios, el aeropuerto de Harare dejará de llamarse Robert Mugabe, un nombre que muchos vinculan con el concepto de dictadura.

Sin embargo, otros expertos aseguran que este 'frenesí renombrador' no procede directamente del presidente, sino de un grupo dentro de su partido, la Unión Africana Nacional de Zimbabue-Frente Patriótico (Zanu-PF), que quiere hacerse con el control de la formación y del país cuando Mugabe muera.

Controlado por su esposa, la primera dama, Grace Mugabe, esta facción conocida como el G40 ya ha conseguido éxitos como la destitución del vicepresidente Emmerson Mnangagwa, que encabezaba otro grupo rival dentro del Zanu-PF que también buscaba hacerse con el poder en la era post-Mugabe.

Este movimiento podría allanar el camino hacia la vicepresidencia para Grace Mugabe, puesto que se convertiría en preludio de sus ambiciones de dirigir el país.

Pese a que por ahora Grace Mugabe parece salirse siempre con la suya, Zhou cree que el G40 está cometiendo un error: “No puedes construir un movimiento sobre un hombre que tiene 93 años y que podría morir en cualquier momento. Se necesita un nuevo enfoque en Zimbabue para ayudar al presidente y dejarle descansar”.

La incertidumbre sobre cuánto le queda de vida a Mugabe es tan alta como la que se cierne sobre el futuro del país: los precios se están disparando y alimentan los temores a la vuelta a la hiperinflación que destruyó económicamente al país hace una década.

Además, las reservas de divisa extranjera languidecen y se antojan escasas para hacer frente a pagos básicos como la importación de productos de primera necesidad.

Y Mugabe, que cumplirá 94 años el próximo febrero, parece más frágil que nunca -no son infrecuentes las fotos que le retratan dormido durante conferencias internacionales-, aunque mantiene su beligerante verbo y asegura que se presentará a la reelección en 2018.

Algunos medios locales aseguran que Grace Mugabe se protege las espaldas: si falla su plan de acceder al poder utilizando el nombre y el legado de su marido, las inversiones que está llevando a cabo podrían sustentarla a ella y a su familia cuando dejen de tener acceso privilegiado a los recursos del país.

Estas informaciones afirman que la primera dama está realizando grandes inversiones inmobiliarias en Harare y en Johannesburgo, en Sudáfrica, y su nombre se ha vinculado a la creación de una nueva aerolínea privada que compita con la deficitaria compañía aérea pública, Air Zimbabwe.

La estrategia de mitificar el nombre de Mugabe para marcar el camino de su sucesión en el poder parece dar frutos, al menos en el seno de su partido. Y, al menos, el mandatario más veterano del mundo se irá sabiendo que su nombre va a coronar las principales infraestructuras del país que gobernó con mano de hierro durante tantos años.

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