Nino Machaidze, la “angelinajolie” de las sopranos, fascina al Real

Nino Machaidze hizo su deslumbrante debut en Salzburgo en 2008 con “Romeo y Julieta” junto a Rolando Villazón y, desde entonces, la “angelinajolie” de las sopranos, por su gran parecido y el magnetismo que desprende, ilumina la escena que pisa, como le ha ocurrido en el Real con la Adina de “L'elisir d'amore”.

“Ha sido maravilloso debutar aquí y hacerlo después de la parada de cuatro meses que me he tomado por maternidad. Es un teatro especial, bellísimo y un lujo y un placer cantar ante su público”, explica en una entrevista con Efe la soprano georgiana, residente en Milán desde hace años “por amor” y “por devoción” a su profesión.

Noche tras noche, Machaidze (Tiflis, 1983), que con 21 años ganó el concurso de La Scala entre 600 aspirantes, ha recibido el aplauso del público, atrapado por su gran dominio del “fiato” -la dosificación del aire que se expulsa al cantar- y la vocalización.

“Cuando empecé a cantar -con 8 años-, mi profesora le dijo a mi madre que además de la carrera lírica debería hacer la de flauta porque tocar ese instrumento me ayudaría mucho a colocar el diafragma y a respirar”, recuerda sobre su técnica.

La enamoradiza y sensual Adina es uno de sus papeles preferidos porque es “muy frizzante” (efervescente) y este montaje con playa, botellón y “camellos”, una coproducción del Real con el Palau de les Arts de Valencia con dirección escénica de Damiano Michieletto, le divierte.

“Me paso el día en la playa. Es moderno, pero lo importante es que cuente una historia y mi parte no se toca. Sigue siendo una mujer que se sabe siempre amada y está feliz y contenta”, detalla Machaidze sobre un papel que interpretará en el Real esta noche por última vez.

No tiene una ópera ni un papel preferidos pero, admite, quizá uno de los que más le gustan es “Romeo y Julieta”, porque ya forma parte de ella, “La Traviatta”, porque la debutó en Los Ángeles, o “Manon”.

La maternidad, afirma, no le ha cambiado la voz ni percibe cambios en particular aunque “quizá” ahora sale “como sin esfuerzo”.

Ha viajado a Madrid con su marido, el barítono Guido Loconsolo, y su pequeño Alessandro, al que ha dado de mamar cada noche en los intermedios de la obra.

“Es un bebé genial, sonríe todo el tiempo con todo el mundo y ha estado muy a gusto en el camerino. En casa no escuchamos ópera y su buen humor cuando la escucha debe obedecer a que cuando yo estaba ya de 8 meses canté 'Il turco in Italia' y lo debe recordar”, especula la artista.

No quiere cambiar su repertorio para ser una soprano dramática, está contenta siendo lírica ligera porque es lo que le apetece, aparte de tener otro hijo y, “por supuesto”, seguir siendo “tan feliz” como lo es ahora.

“Para todos es importante ser amado y yo siento el amor que despierto en el público. ¿Qué más puedo pedir?”, se ríe la soprano, a la que han dicho “millones” de veces que es igual que la actriz Angelina Jolie: “¿qué puedo decir?. No la conozco personalmente pero la admiro mucho por lo valiente que es”, resuelve.

Ha lanzado este año el álbum “Arias&Scenes”, en el que canta, acompañada por la Orchestre National de France dirigida por Daniele Gatti, piezas de Verdi, Bizet, Massenet, Puccini y Thomas, un repertorio que, dice, representa su futuro, un porvenir ya “lleno” para todo 2014 y 2015, aunque “puede” que ese año vuelva al Real.

“Me encanta este teatro porque tiene un aura. Vienes a trabajar y estás todo el tiempo feliz. Eso pasa en muy pocos sitios”, asegura.

Concha Barrigós.