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Obama amplia la “no-guerra” contra el EI con la vista en la toma de Mosul

Obama amplia la "no-guerra" contra el EI con la vista en la toma de Mosul

EFE

Washington —

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Desde hace casi dos años, EE.UU. ha pasado de la retirada en Irak, escenificada a finales de 2011, a tener más de 4.000 soldados en ese país y dos centenares de miembros de las fuerzas especiales en la guerra civil siria, donde el presidente Barack Obama ha evitado intervenir directamente.

Además, ya van tres estadounidenses muertos y varias operaciones secretas de ataque sobre el terreno para tratar de frenar al yihadismo en una guerra que, pese a no llamarse así, es demostración de la dificultad de cerrar conflictos sectarios en Oriente Medio.

El vídeo del ataque en el que murió el “Navy Seal” Charles Keating a comienzos de la semana muestra hasta qué punto los “asesores militares” de Washington se ven envueltos en el fragor de la batalla con el Estado Islámico (EI), el grupo yihadista suní que ha aprovechado el caos sectario en Irak y la guerra civil en Siria.

Las imágenes grabadas por un teniente kurdo con su teléfono móvil y obtenidas por “The Guardian” muestran a soldados estadounidenses gritando órdenes, disparando y replegándose mientras el EI ataca por sorpresa y se interna por detrás de la primera línea de defensa de los “peshmerga” kurdos en el norte iraquí.

Keating, de 31 años, fue alcanzado por disparos del EI después de aterrizar en un helicóptero desplegado para ayudar a los alrededor de media docena de asesores que se vieron sorprendidos por el ataque, realizado con coches bomba, vehículos acorazados y un centenar de milicianos.

El ataque en el que falleció el tercer efectivo estadounidense destinado a esta operación militar contra el EI, iniciada en el verano de 2014, se produjo en Tel Osqof, un pueblo cristiano a tan solo 30 kilómetros de Mosul.

Mosul, la segunda ciudad de Irak, al igual que Raqa (fortín yihadista en Siria), se ha convertido desde entonces en la prueba de que el EI sigue vivo y que pese a los bombardeos desde el aire de Estados Unidos y sus aliados hará falta algo más que eso para cortar las líneas de suministro de los insurgentes.

Y todo esto sin que el Congreso y la Casa Blanca reconozcan oficialmente y sobre el papel que se trata de una guerra, algo que necesitaría la autorización del Legislativo, controlado por los republicanos, y donde se abriría de nuevo la gresca política.

“Este país está ahora mismo en guerra (...), debemos dejar de politizar los temas de guerra y paz”, opinaba esta semana en una entrevista con la cadena CNN la congresista demócrata Bárbara Lee, quien reconocía que EEUU está en lo que podría definirse como un “estado de guerra permanente” en Oriente Medio.

Desde que llegó a la Casa Blanca, Obama ha insistido en que su prioridad es acabar con la posibilidad de una guerra permanente en Irak y Afganistán.

Pero la realidad ha obligado a fortalecer, ahora con más fuerzas especiales y drones, la presencia en la región para evitar escenarios como la desintegración de Irak, la consolidación de un califato del EI o el resurgimiento de Al Qaeda en Siria, bajo el nombre de Frente al Nusra.

La Casa Blanca no quiere solicitar una autorización de guerra para las operaciones en Irak y Siria para no crear otro rifirrafe con el Congreso republicano, mientras que el Legislativo sigue sin forzar la mano de Obama para no ser visto como el impulsor de un mayor rol en otro conflicto externo sin visos de salida victoriosa.

“No creo en absoluto que los Estados Unidos puedan mejorar las cosas en Siria entrando allí, y el ejemplo es lo que ha pasado durante más de una década en Irak”, explicaba Ben Rhodes, asesor de política exterior de Obama, en un extenso perfil publicado este fin de semana por “The New York Times”.

Pero el continuo aumento de la presencia militar en Irak y Siria y la inminencia de una operación a gran escala para tomar Mosul, probablemente este verano, parecen llevar a Estados Unidos en una dirección que se resiste a reconocer: más guerra.

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