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Ortega se ha expuesto como un “carnicero”, según un disidente sandinista

EFE

Managua —

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El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, se ha expuesto como un “carnicero” y un “salvaje” en medio de la crisis sociopolítica que ha dejado más de 350 muertos desde el pasado 18 de abril, opinó hoy el disidente sandinista Víctor Hugo Tinoco.

“Creo que Ortega ha culminado su guerra contra un adversario militar inexistente”, apuntó Tinoco, que fue vicecanciller durante el primer régimen sandinista (1979-1990), en referencia a la toma de control este martes de la ciudad de Masaya por parte de las fuerzas del Gobierno.

La comunidad indígena de Monimbó, en Masaya, se declaró territorio libre “del dictador” en junio pasado y este martes el Gobierno tomó el control de la ciudad tras un intenso ataque de más de siete horas que dejó al menos 3 muertos según organismos humanitarios.

Se trató de una ofensiva ejecutada en el marco de la llamada “Operación Limpieza” en la que las “fuerzas combinadas”, que integran policías, antimotines, parapoliciales y paramilitares junto a trabajadores del Estado, remueven bloqueos de caminos y barricadas.

A juicio de Tinoco, el único logro de Ortega con la denominada “Operación Limpieza” ha sido “moralizar a sus fanáticos que creen que están en una guerra de posiciones”.

Sin embargo, agregó el ahora integrante del Movimiento Renovador Sandinista (opositor), el saldo político interno y externo “es totalmente desfavorable para él”.

“Internamente se evidenció como un carnicero y el rechazo hacia él se ha extendido a sectores más amplios de la población”, valoró Tinoco.

“Externamente se evidenció como un salvaje al que hay que buscar cómo controlar, muy lejos de ser un presidente legítimo”, continuó.

Para el disidente sandinista, no hay posibilidad de que Ortega pueda ofrecer estabilidad ni a los nicaragüenses ni al exterior, “sino pasando por un diálogo nacional supervigilado y unas elecciones nacionales supervigiladas”.

“¿Elecciones cuándo?, va a depender de la agudización de la crisis económica y la existencia de una presión interna sostenida y unida”, anotó.

Según Tinoco, Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, quieran o no, “tendrán que salir del poder”, porque, a su juicio, “no tienen alternativa”.

Monimbó era una de las comunidades que mayor resistencia había opuesto a Ortega desde el estallido social de abril, que ha cobrado más de 350 vidas.

El ataque de este martes ocurrió un día después de que el jefe de la delegación policial en Masaya, Ramón Avellán, afirmara que cumplirían las órdenes de Ortega y Murillo “al costo que sea”.

El jefe policial cumplió su palabra a pesar de los llamados de las organizaciones humanitarias locales, de la Unión Europea, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), del nuncio apostólico Stanislaw Waldemar Sommertag y del cardenal Leopoldo Brenes, entre otros, para que detuviera el ataque.

La CIDH y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) han responsabilizado al Gobierno de Nicaragua por “asesinatos, ejecuciones extrajudiciales, malos tratos, posibles actos de tortura y detenciones arbitrarias cometidos en contra de la población mayoritariamente joven del país”.

Nicaragua atraviesa la crisis sociopolítica más sangrienta desde la década de los años de 1980, también con Ortega siendo presidente.

Las protestas contra Ortega se iniciaron el 18 de abril, por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en un reclamo que pide la renuncia del mandatario, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción en su contra.

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