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El PE se prepara para unas elecciones en las que planea el euroescepticismo

EFE

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Euroescepticismo, eurofobia, recelos y disputas entre los Estados miembros son algunas de las amenazas que planean sobre la Unión Europea (UE) a un año de que se celebren las elecciones para elegir a los miembros de su parlamento.

A finales de mayo de 2014, millones de ciudadanos europeos acudirán a las urnas para elegir a sus eurodiputados y lo harán en un clima de crisis económica y euroescepticismo hasta ahora nunca visto en la UE.

Durante los últimos meses han ido creciendo las dudas. Según el último eurobarómetro, un 57 por ciento de los europeos dice no confiar en la UE, percepción negativa que antes de la crisis no llegaba al 40.

En este contexto de crisis y desmoralización se han convocado unas elecciones que varios eurodiputados han calificado como “las más importantes de la historia de la UE”, ya que, en virtud del Tratado de Lisboa, que entró en vigor en diciembre de 2009, el Parlamento Europeo ha adquirido poderes legislativos hasta ahora inéditos.

La maquinaria electoral comienza a moverse ya: el próximo mes de septiembre, los partidos políticos europeos darán el pistoletazo de salida a sus precampañas, que se centrarán en la necesidad de “más Europa” como fórmula para superar un clima electoral adverso que puede propiciar la llegada al Parlamento de partidos euroescépticos y eurófobos.

Además, entre diciembre y enero, todos los partidos de la UE tienen que comenzar el proceso de selección de sus candidatos a la presidencia de la Comisión Europea. Y ahí también surgen los temores: ¿será determinante la nacionalidad del candidato en un momento de recelos mutuos?.

“Yo pensaba que estaba en un continente en el que la nacionalidad del pasaporte no importaba”, dijo el presidente del Parlamento Europeo, Martin Shultz, en una reunión con periodistas españoles.

Pero advirtió: “tomo nota de esto porque no es la primera vez que me lo preguntan”. Shultz, socialdemócrata alemán, es uno de los nombres que suenan como candidato. “El gobierno de la RFA no es la RFA. Soy un europeo partidario de la democracia transparente, de la democracia social”, dijo.

El Partido Popular Europeo (PPE), mayoritario en la Eurocámara, tiene previsto presentar el nombre de su candidato hacia el mes de febrero, después de celebrar en noviembre una cumbre del partido.

“Queremos que sea un candidato de consenso, un candidato de carácter ejecutivo”, dijo su secretario general, el español Antonio López Istúriz, quien restó importancia a la polémica sobre la nacionalidad.

El Parlamento Europeo quiere que los partidos europeos nombren a sus candidatos a la presidencia de la Comisión con suficiente antelación como para preparar una verdadero debate sobre asuntos de la UE.

Pero siempre existe la posibilidad de la campaña vaya por derroteros nacionales, o que grupos euroescépticos sean capaces de pescar en el río revuelto de la crisis y la desesperanza.

“Hay grupos políticos que tienen interés en azuzar los ánimos contra otro país, pero no permitiré que se haga el juego de un país contra otro”, dijo el presidente Shultz. “Uno de los grandes valores de la UE es que los países pueden colaborar entre ellos, no que se enfrentan unos a otros”.

El liberal Guy Verhofstad, ex primer ministro belga y federalista convencido, cree que hay que potenciar la “vía proeuropea contra el euroescepticismo” y achacó los problemas de la UE a una “crisis política” fruto de una método intergubernamental condicionado por factores internos en algunos países, como Alemania y sus elecciones.

La posibilidad del “no voto” -como lo ha definido López Istúriz- y que la capacidad legislativa del Parlamento Europeo quede supeditada a minorías euroescépticas preocupa a los grandes partidos, aunque se confía en que, finalmente, los resultados de estos grupos queden diluidos por las normas electorales nacionales.

La eurodiputada vasca Izaskun Bilbao, adscrita al grupo de los Demócratas y Liberales, cree que “si la situación del PE da lugar a grupos euroescépticos, se va a forjar una alianza de los grupos europeístas”.

Raúl Romeva, del grupo de los Verdes, cree que eurófobos y euroescépticos tienen su origen en la “gente decepcionada por la UE”.

Tanto él como otros miembros de los grupos minoritarios cree que por ello es necesario un “cambio radical en el puente de mando y en el mundo”.

El Parlamento Europeo confía en que el resultado electoral no limite el proyecto europeo. Como ha dicho Shultz “la idea de que un solo país pueda hacerlo solo...eso es inviable”.

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