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La auditoría externa del PP se queda en nada

Ninguna empresa auditora acepta las condiciones del PP

Luz Sanchis

“Quiero que se sepa que es muy difícil encontrar en España auditoras que quieran auditar a los partidos. No sé por qué, ellos sabrán, pero espero y deseo que podamos tener una auditoría externa”. Mª Dolores de Cospedal se lamentaba así hace poco más de un mes ante los periodistas y reconocía que ninguna auditora quería certificar que la contabilidad del PP es impoluta. La secretaria general lo soltó como si fuera lo más normal del mundo. Las sospechas sobre las cuentas del partido a raíz de los papeles de Bárcenas iban a demostrarse falsas a través de una auditoría interna y otra externa, para dar mayor seguridad. El PP quería demostrar lo transparente que era y Cospedal se quejó de que no les dejaban.

Desde que el partido anunció una auditoría interna y otra externa para investigar sus tripas, los resultados han sido los esperados. La primera dice que todo está bien y que en la contabilidad A no aparece la B. Encontrar quien certifique los números desde fuera ha sido mucho más complicado desde el principio. A principios de febrero, la secretaria general del PP decía que el proceso para seleccionar una empresa auditora estaba “a punto de terminar” e intentaba ganar tiempo.

“Lo que el PP quiere no es una auditoría”

En realidad nunca hubo avalancha de ofertas ni Cospedal consiguió que ninguna aceptase el encargo. “Lo que el PP quiere no es una auditoría”, respondieron. El PP no deseaba pagar por lo que se conoce como una auditoría forense, a fondo, lo que hubiera supuesto dar toda clase de facilidades a acceso a los documentos que se le reclamen. La pretensión de que expertos de prestigio diesen la cara por las cuentas del PP no parece que haya interesado a las grandes auditoras del país. Por su parte, el Tribunal de Cuentas ha vuelto a alegar que sólo este órgano tiene la competencia de fiscalizar a un partido político y ha desaconsejado la idea, después de que el PP se lo consultara por escrito.

Desde que el presidente del Gobierno declarara a través de un monitor que todo el caso Bárcenas era falso y que la contabilidad del PP era clara, la promesa de transparencia ha quedado en la difusión de unas cuantas declaraciones de renta y patrimonio y una auditoría hecha por la actual tesorera. A la espera de lo que concluyan los jueces.

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