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El PSOE se ve ya con un píe en Moncloa pese al debate sobre su liderazgo

Marcelino Iglesias subraya que "con Rajoy, todo está peor que hace dos años"

EFE

Madrid —

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El PSOE ha tardado dos años en superar el castigo que tuvo en las urnas por su gestión de la crisis y se presenta ahora con un mensaje renovado y el convencimiento de que conseguirá llegar al poder en 2015. Aunque aún no tenga candidato.

Los socialistas piensan que ha llegado el momento de dejar de lamentarse y observan que su situación mejora con un nuevo ideario político, un renovado partido en Andalucía y la relación con la organización hermana en Cataluña, el PSC, con visos de estar normalizándose.

Sus dirigentes creen que, después de dos años “nefastos” de gestión del Gobierno de Mariano Rajoy, en boca de su secretario de Organización, Óscar López, los ciudadanos castigarán duramente al PP en las urnas en cuanto tengan ocasión.

Los recortes y la aprobación de normas “regresivas”, que los socialistas creen que el Ejecutivo ha puesto en marcha para justificar su programa ideológico de máximos con la excusa de la crisis, han sido una de los ejes de la oposición del PSOE, cuyos dirigentes han anunciado su intención de derogar, cuando vuelvan al gobierno, varias iniciativas aprobadas por la mayoría absoluta del PP.

El segundo frente que los socialistas han abierto en el último año contra el partido en el Gobierno y su presidente ha sido el del caso Bárcenas, respecto al que, desde el principio, el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, pidió la dimisión del presidente del Gobierno.

Meses después elevó incluso el tono al anunciar una ruptura de las relaciones con el PP por no permitir que Rajoy compareciera en el Congreso para dar explicaciones sobre el ex tesorero de su partido.

No obstante, ese anuncio de ruptura no ha tenido demasiadas repercusiones, habida cuenta de que las relaciones tampoco es que fueran muy fluidas hasta entonces.

De hecho, Rajoy y Rubalcaba se han visto con cuentagotas en Moncloa en estos dos años y casi siempre con motivo de alguna trascendental cumbre europea que luego se queda en agua de borrajas, como ocurrió el pasado mes de junio.

Por todo ello, en el PSOE piensan que, aunque no lo digan así la mayoría de las encuestas, está próximo su regreso al poder.

Los socialistas esperan volver al Gobierno con un proyecto renovado, aprobado en una macroconferencia hace diez días, con el que quieren recobrar la confianza de la gente y ofrecer ilusión al votante progresista.

Descontada la victoria, los dirigentes del PSOE son conscientes de que, dado el descrédito actual de la política y el recuerdo de la gestión que Zapatero hizo de la crisis, es casi imposible soñar con una mayoría absoluta y por eso ven con buenos ojos el acercamiento a ellos de un sector de antiguos dirigentes de IU y personalidades del mundo de la izquierda como José Carrillo o Baltasar Garzón.

Además de su oferta de recuperar el Estado de bienestar, el PSOE se presenta también con su propia solución a otro de los asuntos que copan más titulares: el debate soberanista en Cataluña.

El PSOE ofrece su denominada “tercera vía”, un acuerdo rubricado por todos los socialistas -incluidos los catalanes- en el Consejo Territorial del partido celebrado en julio en Granada, que apuesta por reformar la Constitución hacia un Estado federal para “seguir juntos”.

No obstante, todo este clima de optimismo tiene un pero: el cuestionamiento constante del liderazgo de Rubalcaba por parte de un sector de su propio partido y la incertidumbre sobre quién será finalmente el cartel electoral en unas primarias abiertas que siguen sin fecha.

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