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La reunión de Pablo Iglesias con Oriol Junqueras confirma sus diferencias ante el referéndum del 1-O

Pablo Iglesias, Xavier Domènech y Joan Tardá, en un acto del president de Catalunya, Carles Puigdemont, en Madrid

Aitor Riveiro

El inicio del curso político está marcado por el referéndum catalán previsto para el 1 de octubre y las consecuencias que tendrá su celebración, o no, y el resultado que deparará en caso de que las urnas sean finalmente colocadas. Los acercamientos entre los distintos partidos se suceden y, de momento, constatan las mismas diferencias que ya eran evidentes antes de agosto. Es la principal conclusión que los presentes sacan de la reunión entre ERC, Podemos y Catalunya en Comú del pasado sábado, a la que asistieron Oriol Junqueras, Pablo Iglesias y Xavier Domènech.

La cita, adelantada por El Confidencial, se celebró en la casa del empresario Jaume Roures, dueño de Mediapro y Público. Fue a petición de ERC, según la versión de Podemos. Una “reunión pendiente” entre el vicepresidente de la Generalitat y el secretario general de Podemos que había sido aplazada en otras ocasiones por problemas de agenda de uno u otro.

El viaje de Iglesias a Barcelona para la manifestación en repulsa por los atentados de la semana anterior deparó una nueva oportunidad para el encuentro entre dos líderes políticos que apenas habían pasado del saludo protocolario y del breve intercambio de llamadas para asuntos puntuales.

A la reunión también asistieron el coordinador general de Catalunya en Comú, Xavier Domènech, y la secretaria general de ERC, Marta Rovira. La imagen de Domènech e Iglesias juntos, en Barcelona o en Madrid, es ya tan habitual que pocos han caído en la cuenta de que a la cita no acudió el secretario general de Podem, Albano Dante Fachín, abiertamente enfrentado a la dirección estatal por su posición sobre el 1-O pero, sobre todo, por cortocircuitar la entrada de la federación catalana de Podemos en el nuevo partido que han fundado Domènech y Ada Colau. Iglesias ha repetido muchas veces, en público y en privado, que su posición en Catalunya es la que marquen Colau y los suyos.

¿De qué hablaron? Las fuentes de los tres partidos consultadas por eldiario.es coinciden en que en la reunión no se hicieron propuestas concretas. Se plantearon las posiciones políticas que ERC y Podemos defienden y que todos conocen.

Desde la formación republicana aseguran que la cita entra dentro de la normalidad. “Lo que no era normal era lo que pasaba antes, que nadie hablaba con nadie”, expone a eldiario.es Gabriel Rufián. El diputado recuerda que Junqueras también coincidió con el secretario general socialista, Pedro Sánchez, en otra cena mucho más multitudinaria en casa del cineasta Pere Portabella poco después de los atentados.

En la reunión las partes constataron que les une la agenda social, pero que les diferencia el modo de afrontar el conflicto territorial. De lo primero da buena cuenta la acción de Unidos Podemos-En Comú-En Marea y de ERC en el Congreso. Los dos grupos han votado juntos multitud de iniciativas parlamentarias. Los republicanos incluso apoyaron la moción de censura que lideró Pablo Iglesias.

Lo segundo también queda claro en el nivel de enfrentamiento entre ERC y Catalunya en Comú, que según las encuestas ascendería a la segunda posición en unas hipotéticas elecciones autonómicas. Esos comicios los ganarían los republicanos aunque muy lejos de la mayoría absoluta del Parlament y dejarían a su actual socio de Gobierno, el PDeCAT, como cuarta fuerza.

En caso de que el 1-O no se celebre o el resultado no permita mantener la hoja de ruta del Govern, la única salida que atisban todos los actores políticos es la convocatoria de elecciones ante un escenario muy abierto. Nadie apuesta por una reedición de Junts pel Sí. Sin un planteamiento plebiscitario y con la entrada de Catalunya en Comú, el debate puede girar de la independencia a la cuestión social. La participación de la CUP, una fuerza eminentemente municipalista, tampoco está asegurada. Y está por ver cómo afecta al electorado el naufragio de la antigua Convergència.

ERC apuesta por la “transversalidad” como herramienta para ganar la hegemonía en Catalunya. Tras consolidarse entre el electorado independentista, busca ahora retomar su perfil más izquierdista, lastrado por años de colaboración con el partido de Artur Mas. Los comunes mantienen su apuesta por el vector “del cambio” y consideran que los republicanos, y la CUP, “en su práctica no están demostrando que quieran un gobierno de izquierdas”.

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