El Parlamento venezolano no tuvo la sesión en la que la oposición debía recuperar voz

La directiva del Parlamento venezolano, que preside el oficialista Diosdado Cabello, no convocó hoy la sesión ordinaria en la que se esperaba que el grupo opositor recuperase el derecho de palabra, una vez reconocido que Nicolás Maduro es el jefe del Estado.

Según dijo a Efe el diputado Pedro Pablo Fernández, jefe de la bancada del opositor Copei (democristiano), “se dejó de convocar una sesión ordinaria que en realidad ni siquiera necesitaría convocatoria, porque se da todos los martes”.

Fernández agregó que desconocía las razones de la ausencia de convocatoria.

Por su parte, el oficialismo aseguró que nada obliga a la directiva de la Asamblea Nacional (AN) a convocar la sesión ordinaria el martes.

“No siempre las sesiones son los martes. Se acostumbra, pero no es nada fijo”, dijo a Efe Carlos Mezori, un asesor de la bancada del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

Diputados opositores y oficialistas anunciaron la semana pasada que habían llegado a unos acuerdos que permitirían a los adversarios del Gobierno recuperar el derecho de palabra en la Asamblea, que se les negó a partir del 16 de abril, porque no reconocían a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela.

“El derecho de palabra nos lo van a dar en la sesión del próximo martes”, dijo el pasado 8 de mayo a Efe la diputada opositora Dinorah Figuera.

Figuera explicó entonces que la bancada opositora aceptó “que hay un presidente” pero que mantenía sus denuncias sobre el supuesto estado de “ilegitimidad” en el que se encuentra.

Por su parte, el diputado chavista Pedro Carreño dijo la semana pasada que los dos bandos del Parlamento llegaron “al mutuo acuerdo de darle funcionabilidad a la cámara y los diputados de oposición se pueden incorporar, no solo a la plenaria sino a las comisiones, con goce de todos sus derechos que consagra la Constitución”.

Nicolás Maduro venció el pasado 14 de abril a Henrique Capriles en los comicios presidenciales por una diferencia de solo 225.000 votos, lo que motivó al líder opositor a no reconocer los resultados y a impugnar todo el proceso electoral.