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Paskaljevic dibuja una Europa a merced de la xenofobia y de los populismos

El realizador serbio Goran Paskaljevic presenta hoy, dentro de la sección oficial de la 64 edición de la SEMINCI, la película "Nonostante la nebbia".

EFE

Valladolid —

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Una Europa desorientada, sin saber cómo digerir el drama de los refugiados que cruzan sus fronteras, ha dibujado el realizador serbio Goran Paskaljevic en su nuevo filme “Nonostante la nebbia”, donde ha denunciado los brotes de xenofobia subsiguientes y su aprovechamiento por parte de los populismos.

El problema de los refugiados “es el asunto número uno en Europa y en el mundo actual”, ha advertido Paskaljevic al término de la proyección, estreno mundial en el festival de cine de Valladolid, donde ha concursado este miércoles con los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne (“Le jeune Ahmed”) y Mounia Meddour (“Papicha”).

“No es una película sobre los refugiados sino de la xenofobia terrible y de los políticos populistas que lo aprovechan para estar en el poder”, ha denunciado quien posee tres Espigas de Oro, máximo galardón de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), el director más distinguido en la historia del festival.

Las peripecias de un menor de origen árabe, abandonado en un lugar de Italia después de arribar en una patera y de perder a sus padres en el trayecto, pone a prueba la madurez, sensibilidad y capacidad de respuesta de la sociedad europea a través de un crisol de personajes con reacciones variopintas.

“¿Por qué no se puede acoger a este niño?”, se ha preguntado el veterano realizador serbio, quien dibuja también a una sociedad dividida, desorientada, con miedo a compartir, sumida en la duda, cercada por brotes racistas y rodeada de una ola de populismo político donde ha destacado la figura de Matteo Salvini, (Liga), hasta hace poco vicepresidente y ministro del Interior de Italia.

Las nuevas generaciones, ha añadido, es la capa social más vulnerable al discurso populista, como queda reflejado en el filme, debido en su opinión a que “no leen, tampoco tienen mucha formación y viven en una atmósfera nacionalista bajo la influencia de sus padres, e imitan lo que ven”.

Cuando rodó la película hace tres años, ambientada en la Italia desbordada por la masiva llegada de refugiados a sus costas, Salvini obtuvo el 33 por ciento de los votos, casi mayoría absoluta, un político que tiempo después ha perdido influencia “por sus ideas fascistas, al menos en España esto no ocurre”, ha matizado.

El autor del filme también ha subrayado la hipocresía con la “doble cara” que en su opinión adopta la Iglesia Católica al proclamar y tender la mano al necesitado, por una parte, y alertar por otra del riesgo que conlleva ser portadores de una religión contraria, una situación que “ocurre bastante”.

En la misma línea de cine social, fiel a sus constantes creativas y manera de entender este arte, los hermanos belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne han regresado a un festival que al igual que Paskaljevic conocen de largo (Espiga de Oro en 1996), con “Le jeunne Ahmed”, que responde al milímetro a sus coordenadas cinematográficas.

El adolescente protagonista, hijo de emigrantes árabes asentados en Bélgica, sufre un proceso de radicalización islámica en el país donde ha nacido, crecido y educado, con las consecuencias que ambos directores explican en su filme, perfectamente reconocibles en la realidad de los últimos años.

Othmane Moumen es el actor que encarna al joven Ahmed, no profesional, elegido en un casting entre un centenar de adolescentes, y que en la práctica no es mulsulmán aunque tiene doble identidad, belga y marroquí, cumple con el Ramadán pero bebe alcohol: “Soy de cultura musulmana”, ha afirmado en una rueda de prensa.

Si Paskaljevic y los Dardenne se limitan a exponer realidades de esta época, de pálpito actual, sin tensar demasiado la cuerda en el relato, la joven realizadora argelina Mounia Meddour sí se decanta de una forma irrebatible con el mensaje que lanza en “Papicha”, con la que representará a su país en los Óscar de Hollywood en el apartado de películas de habla no inglesa.

Meddour sitúa en los sangrientos años noventa la guerra civil en su país, entre facciones islamistas radicales y el Gobierno, un largometraje que es también su ópera prima, un alegato en favor de los derechos y libertades, especialmente de la mujer.

Una adolescente estudiante universitaria, diseñadora de moda como vocación, renuncia a marcharse de una Argelia oprimida, en conflicto bélico permanente, para realizarse en su país natal, desafiando al miedo y arriesgando su vida.

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