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Pedro Sánchez corrige las críticas del PSOE a la estrategia del Gobierno para frenar la investidura de Puigdemont

El líder del PSOE, Pedro Sánchez.

Irene Castro

Pedro Sánchez quiere presentar al PSOE como un partido de Estado. Por eso ha corregido las críticas que varios miembros de su dirección habían vertido públicamente contra el Gobierno por su estrategia para frenar la investidura de Carles Puigdemont y ha evitado pronunciarse para no “polemizar”.

“Estamos ante una crisis de Estado. Es importante que los españoles vean al principal partido de la oposición apoyando al Gobierno en esta situación tan difícil”, ha expresado el secretario general del PSOE en su reaparición tras un viaje a California para dar una conferencia, precisamente, sobre la situación en Catalunya. 

El líder socialista ha limado así los reproches que salieron de Ferraz en su ausencia después de que el Gobierno se topara con el rechazo del Consejo de Estado a la impugnación del Pleno convocado para la investidura de Puigdemont. Hasta ese momento, la posición del PSOE había sido de respaldo total a Mariano Rajoy. De hecho, Ferraz informó de que Sánchez había hablado con el presidente: “El PSOE apoya las medidas puestas en marcha por el Ejecutivo”, fue el mensaje transmitido a los medios. 

Pero ese apoyo total cambió con el revés del Consejo de Estado. La portavoz en el Congreso, Margarita Robles, calificó de “varapalo” para el Gobierno y aseguró que debían ser el Ejecutivo y los ciudadanos los que valoraran si estaba procediendo “bien o no”. La número cuatro de la Ejecutiva, Carmen Calvo, también descargó en el Gobierno la responsabilidad de cómo proceder para frenar que un “prófugo de la justicia” fuera investido,  a pesar de que la dirección había respaldado las “medidas anunciadas por la vicepresidenta”. 

Después de que el Tribunal Constitucional solo asumiera en parte la petición del Gobierno –no impugnó la investidura sino que zanjó que el candidato tenía que presentarse en el Parlament–, la dirección socialista cuestionó el procedimiento que había elegido el Gobierno (y al que Sánchez había dado su visto bueno). 

“Es una operación ciertamente responsabilidad del Gobierno en la que nosotros no entramos porque le corresponde al Gobierno y hasta ahora, como veis, no se ha lucido por su eficacia sino ha sido metida de pata tras metida de pata”, expresó el domingo el secretario de Organización, José Luis Ábalos, refiriéndose al resultado del dictamen del alto tribunal. Los socialistas admiten otros errores en la gestión del desafío independentista, como que no se evitaran las urnas el 1-O o las cargas policiales. 

Un paso más allá fue la exministra Carmen Calvo: “Frente a una situación bastante torpemente planteada por el Gobierno, [el Tribunal Constitucional] ha cumplido una vez más el importantísimo papel que tiene en nuestra Constitución, que es interpretarla”.

Sánchez ha evitado pronunciarse sobre esa calificación de la secretaria de Igualdad de su Ejecutiva para dar imagen de unidad ante el independentismo. Para muchos en el PSOE esa posición de cierre de filas contra quienes desafían la unidad de España les da puntos electorales. 

El líder socialista ha querido lanzar el mensaje de que es el sector independentista el que debe de elegir un candidato cuya investidura sea “viable”, aunque ha calificado de “desafortunada” la decisión del presidente del Parlament, Roger Torrent, de suspender el pleno. El PSC lo ha celebrado y le había pedido por escrito al dirigente de ERC que lo hiciera

Sánchez ha acudido al Congreso para mantener una reunión con la dirección parlamentaria en la que fijar la hoja de ruta para los próximos meses de sesiones en los que quiere primar la “agenda social”. Uno de los asuntos que ha estado sobre la mesa ha sido la regulación de la eutanasia, que la dirección prevé introducir en el debate en el mes de abril –cuando por cupo puede introducir una proposición de ley–. 

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