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Análisis

Pedro Sánchez, las amigas independentistas de Cataluña y Beyoncé

Pedro Sánchez, durante el programa.

Mariola Cubells

Yo creo que Pablo Motos lo hace adrede, lo de contra programar con un guapo incontestable como Andrés Velencoso, a guapitos sin más como Pedro Sánchez (perdóname Pedro, pero esto es así). Lo hizo ayer en El Hormiguero, mientras en Tele 5, Ana Rosa lidiaba con el resultón Sánchez y esos niños elegidos al azar tras un exhaustivo casting entre todos los colegios de España. Y lo hizo la semana pasada: machacó a Pablo Iglesias con Jon Kortajarena. Hasta aquí el análisis estético. Me parecía de justicia evidenciarlo.

Vaya por delante que yo no voy a meterme con los críos de “26J, Quiero gobernar”, ese formato que Cuarzo, la productora de Ana Rosa Quintana, le ha vendido a Tele 5 para amenizar la campaña electoral. Lo decidí la semana pasada, en el estreno con el líder de Podemos. Ninguno de esos pequeños es responsable de estar ahí, en ese formato inane, que persigue, se supone, humanizar al político, esa odiosa expresión. Ni de que a los espectadores les resulten repelentes, o chirriantes.

Pedro Sánchez estuvo, me parece a mí, un pelín melifluo con ellos (solo le faltó usar diminutivos al dirigirse a ellos para completar el círculo) y creo que fue el menos natural de los tres candidatos que hasta ahora han pasado por ese cole improvisado. Ana Rosa se mantiene bastante en un segundo plano, y conduce suavemente la conversación entre el candidato y sus pequeños entrevistadores. El espacio quiere ser tierno, divertido, dicharachero. No persigue nada más. Bueno, sí. Persigue tener audiencia, eso sí. Pero conociendo el espíritu de Mediaset no tiene más pretensiones que la de entretener. No quiere que seamos más conscientes a la hora de votar, ni podamos entender mejor las propuestas del líder de la formación política. No pretende aportar conocimientos importantes sobre el contenido de los programas, ni que los líderes puedan acercarnos mejor y de manera más certera sus convicciones. Todo eso es prescindible.

En el caso de ayer en concreto yo me aburrí como una mona mientras deseaba que pasara algo, una frase grandiosa, un chascarrillo, un momento delirante. Todo lo que llegó fue esto: una de las niñas, de once años, (abrazó a Sánchez en un momento fan) le preguntó qué le parecía que Cataluña se fuera de España. Que a ella no le parecía bien. Y Pedro usó para explicarlo un símil: “es como si tú tienes un grupo de amigas y una de ellas se quiere ir, pues tú intentarás que no se vaya, le dirás que con vosotras se está muy bien”. Eso. Luego le formularon otra pregunta sobre los deberes (al menos estos niños se interesaron por temas que les conciernen, no como los de la semana pasada, preocupados por los toros y por Venezuela). Y Pedro les dijo que si él gobernaba los deberes serían más cortos. También dijo que sus hijas se tiran hasta las doce la noche haciendo tareas, que digo yo que tendría que ir a ese cole y preguntarle a la tutora qué está pasando, ¿no?

Que no se me olvide ese niño que sabía que Felipe González era Isidoro y ese otro que le preguntó por el bufete de abogados de las cuentas de Panamá. En ambos casos salí del letargo.

Después jugaron a cosas, como el twister-pactómetro (¡¡¡súper diver!!!) durante el cuál supimos que a Pedro Sánchez le gustaría pactar con Podemos y con Ciudadanos. Luego, cuando una de las niñas dijo que le gustaba Malú, Sánchez apuntó que a él le gustaba Beyoncé. “¿Pero como mujer o como cantante?, entró a matar la Quintana. Como las dos cosas, respondió Sánchez en plan picarón.

Salió Pablo, el niño imitador. El mini yo del candidato de turno. Esto me preocupa un poco. No sé si este chaval va a necesitar terapia cuando acabe todo. Que un día u otro tiene que acabar, ¿no? ¿Nooooo?

Mientras todo eso pasaba, en Twitter seguía TT tanto el programa como estos temazos: Marina Castaño irá al banquillo acusada de malversación, Alfonso Ussia, condenado por injurias a Messi, las parejas que están ligando en el reality de Cuatro, First Dates, Velencoso, porque sí, y el más importante, el himno del PP a ritmo de merengue. A mi este asunto me preocupa mucho, porque ayer se anunció que en breve Mariano Rajoy, que estará el miércoles de la semana que viene con los niños y con Ana Rosa, cerrando el tema, acudirá a divertirse a El Hormiguero (no sabemos aún si antes o después de la cita con la Quintana). Y a lo mejor Motos le hace bailar ese son. Y yo para eso no estoy en absoluto preparada.

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