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Ponen la grabación en la que el electricista grita que sus cosas no se tocan

Ponen la grabación en la que el electricista grita que sus cosas no se tocan

EFE

Santiago de Compostela —

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La nueva sesión de la vista oral en la que se juzga el robo del Códice Calixtino se ha centrado hoy en las grabaciones obtenidas por los micrófonos instalados en el domicilio del electricista Manuel Fernández Castiñeiras, que llega a vociferar a su familia que sus “cosas” no pueden ni deben tocarlas.

La letrada Carmen Ventoso, que se ocupa de la defensa, ha pedido que se escuchen, pese a que cuando se vieron las cuestiones previas se calificaron de nulas al entender que se vulneró el derecho a la intimidad, y si ha querido que se exhiban es porque considera que la detención de Fernández Castiñeiras y de su mujer e hijo obedece a estas conversaciones.

En el audio, hay discusiones motivadas por la posibilidad de que alguien pudiese haber entrado en dependencias que el electricista entendía como de su uso personal. En estos diálogos registrados en julio de 2012 en este piso de Milladoiro (A Coruña), Manuel Fernández Castiñeiras acusa directamente a su hijo, Jesús, de haber incumplido su mandato y le recuerda que en sus cosas “no debe tocar nadie”.

Tras este correctivo, el hijo, notablemente enfadado, le recrimina que “oculte” lo que sea en casa y le pregunta si le falta algo, aparte de decirle: “Papá, yo no sé lo que tú escondes, no lo sé. Te lo juro, te juro por mi vida y la de los abuelos que no sé qué escondes, ni lo sé ni lo quiero saber”.

Remedios, esposa de Manuel, conocido en su círculo como Manolo, intenta calmar al hijo de ambos, que más tarde se queja de que desde pequeño el padre siempre está “con que si se mueve la cortina o no se mueve la cortina” del despacho sobre el que sus parientes tenían un veto.

Remedios Nieto, en la sala, no ha sido capaz hoy de contener las lágrimas y ha echado mano de un pañuelo.

En esta jornada también se ha continuado con el visionado de las grabaciones de la cámara de seguridad del despacho del administrador, habitáculo en el que se encontraba la caja fuerte, y en este material audiovisual se ve al acusado entrar y salir en repetidas ocasiones, a veces fisgoneando por los cajones y armarios sin llevarse nada y otras apropiándose de fajos de billetes que mete en el bolsillo y de documentación.

En total, se han visionado 43 grabaciones de días diferentes en el período comprendido entre 2010 y 2012, y precisamente en el 2010, Año Santo, se concentran gran parte de las entradas de Castiñeiras.

Mañana está previsto que finalice el juicio abierto a raíz de un rocambolesco robo por el que Fernández Castiñeiras estuvo interno en el centro penitenciario de Teixeiro (A Coruña) desde julio de 2012 hasta enero de 2013 y ante el que responde por dos delitos de robo con fuerza, uno de ellos continuado; otro contra la intimidad, y, el último, de blanqueo de capitales.

El Ministerio Fiscal reclama para él 15 años de cárcel, que la Iglesia, personada como acusación particular, quiso elevar a 31.

Para su mujer, Remedios Nieto, y su hijo, Jesús Fernández Nieto, el Ministerio Fiscal limita su petición de pena a un año y medio de prisión para cada uno de ellos por blanqueo de capitales y prevé una alternativa de seis meses por sendos delitos de receptación.

La joya literaria que figura en el epicentro de la causa que se juzga en Compostela desapareció en julio de 2011 y se encontró un año después en un garaje propiedad del operario que hoy se sienta en el banquillo, envuelta entre papeles de periódicos que evitaron que se dañase.

Cuando se produjo este hallazgo, el propio Manuel Fernández Castiñeiras se identificó como el responsable del rocambolesco saqueo ante el juez instructor, José Antonio Vázquez Taín, pero en la segunda sesión de este largo juicio, el pasado 20 de enero, de lo confesado se desdijo, y contó que no sabe lo que entonces explicó porque estaba “coaccionado” por el magistrado.

La letrada Carmen Ventoso cree que la detención de su cliente, y la de sus parientes, estuvo motivada por las escuchas proyectadas, las cuales el presidente del tribunal que juzga el robo del Códice Calixtino, Ángel Pantín, declaró nulas como prueba, a petición de la defensa.

El juez José Antonio Vázquez Taín definió durante la instrucción tales escuchas como una medida “excepcional”, en un auto que dictó el 28 de mayo de 2012, pero observó que, no obstante, era útil, adecuada, justificada y necesaria, toda vez que los pinchazos telefónicos habían resultado infructuosos, bajo la confianza de que este operario se relajaría en el ámbito familiar.

Fue por ello que se autorizó la invasión del espacio privado para la colocación de estos dispositivos electrónicos, solamente para los efectos mencionados, y vetando la disposición de los mismos en dependencias especialmente sensibles.

Ángel Pantín remarcó acerca de esta medida muy poco común en la justicia española que todo el mundo “tiene derecho al respeto en su vida privada”.

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