Puigdemont quiere negociar un referéndum “en plano de igualdad y sin presos”

El expresidente catalán Carles Puigdemont se muestra dispuesto a negociar un referéndum con el Gobierno español sobre el futuro de Cataluña , pero a condición de que se haga “en un plano de igualdad” y sin presos en la cárcel.

Preguntado en una entrevista que el canal “Euronews” emitirá el viernes, sobre si aceptaría un referéndum de redefinición de la autonomía catalana, Puigdemont dice que “depende del contenido” e insiste en que el independentismo es consecuencia de las cuatro décadas de experiencia constitucional en España.

“Si hace 40 años hubiéramos estado en un marco de federalismo a la alemana, hoy no pediríamos la independencia”, señala, antes de añadir que el Tribunal Constitucional recortó el Estatuto que había propuesto el Parlamento catalán en 2005.

Si se hubiera aceptado ese Estatuto, “evidentemente no estaríamos aquí ahora” porque esa sentencia “marcó un límite” ya que el Tribunal Constitucional dijo que “no se puede ir más lejos”, cree Puigdemont, que se encuentra en Bélgica y al que reclama la justicia española por los hechos relativos al referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017.

“En los 40 años que llevamos con esta Constitución lo hemos intentado todo, menos la independencia, y no hemos tenido éxito”, constata, y subraya que “lo que debe estar encima de la mesa es que la decisión pertenece a los ciudadanos de Cataluña”.

En la entrevista, realizada por el exeurodiputado ecologista Daniel Cohn Bendit, éste le plantea la posibilidad de una negociación para un nuevo estatuto de autonomía, a lo que Puigdemont responde que de momento “no hay nada encima de la mesa” y que si les invitan irán pero reivindicando su posición y con condiciones.

“Las condiciones para una verdadera negociación, para un verdadero diálogo, deben ser en un plano de igualdad”, avisa Puigdemont, para el que, además, “no es aceptable que haya gente en prisión” y que traten a los líderes independentistas como “criminales”.

En cualquier caso, argumenta que habría que ponerse de acuerdo sobre la gestión de los resultados de un eventual referéndum, por ejemplo en qué significaría un rechazo a un nuevo estatuto.

Hace hincapié en que un año después del 1-O “hay más de dos millones de personas que siguen defendiendo la independencia de Cataluña”.

Puigdemont, que reconoce que el independentismo ha cometido errores, reitera que al final “la decisión corresponde a los ciudadanos de Cataluña, no es una decisión que pueden tomar los gobiernos ni los parlamentos”.

Y se esfuerza en negar que haya “confrontación civil” en Cataluña: “Todas las sociedades democráticas tienen debates profundos, y eso no es un peligro. El peligro es no resolverlo de forma democrática”.