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La trama Púnica impulsaba un segundo Eurovegas para Madrid cuando fue desarticulada

Sheldon Adelson junto a Ignacio González en una de sus visitas a España

Pedro Águeda

Las detenciones del 31 de octubre de 2014 sorprendieron a la trama Púnica intentando revitalizar el proyecto de una ciudad de casinos para Madrid, una vez fracasada el mes de diciembre anterior la negociación entre el Gobierno autonómico y el magnate estadounidense Sheldon Adelson. Semanas antes de ser detenido, uno de los cabecillas de la red de corrupción, David Marjaliza, intentó implicar al representante de Adelson en Madrid en la operación, que se desarrollaría en unos terrenos en Torrejón de Velasco. En aquel momento Eurovegas ya era un mal recuerdo para una parte de la sociedad madrileña y una oportunidad perdida para un Gobierno regional, que había hecho de la inversión norteamericana para Alcorcón una prioridad.

Los planes de Marjaliza aparecen esbozados en una de las conversaciones telefónicas que mantuvo el 23 de septiembre de 2014 y que, aunque sospechaba, no tenía certeza de que estaba intervenida por la Guardia Civil. A las 19.33 de ese día, Marjaliza recibe una llamada de un tal David, al que el empresario comenta que tiene “unos socios” en Torrejón de Velasco y que “está hablando con dos operadores relacionados con los casinos de Madrid que el viernes se van a Las Vegas”. “Hay muchos metros cuadrados de suelo y mucha gente interesada”, dice Marjaliza, según aparece en el sumario de la Operación Púnica.

El agente de la Unidad Central Operativa (UCO) que escucha la conversación no la transcribe textualmente, pero plasma un resumen de la respuesta que recibe Marjaliza de su interlocutor: “David dice que está todo muy paralizado y él hará lo posible para reactivarlo, pero con pies de plomo después de lo de Anderson, donde se gastaron más de 27 millones de euros. Quedan para verse el jueves por la tarde”.

La identidad de ese “David” permitirá alcanzar el nivel de las gestiones que realizó Marjaliza. Se trata de David Hatchwell, el presidente de la comunidad judía en Madrid y empresario en que depositó Adelson su confianza y las gestiones del proyecto de Eurovegas para Madrid. En otra intervención telefónica a Marjaliza, la UCO le pone apellido, pero la transcripción fonética que hace el agente, “Achubel”, no había permitido hasta ahora identificar al interlocutor de Marjaliza.

En otra conversación, Marjaliza habla con un desconocido que le pide que “le mire el tema de los judíos”. El empresario, a día de hoy en prisión preventiva, asegura a su interlocutor que quien lleva el asunto es “muy amigo”, pero que se trata de “una persona muy seria” y que es necesario “avanzar más”. El interlocutor en esta ocasión de Marjaliza, al parecer vinculado a los terrenos de Torrejón de Velasco, dice que parte “de cero”, que busca un consultor que “vaya a éxito en Los Ángeles o Las Vegas y decirles que el Master Plan que han hecho es por ejemplo ocho parcelas y un campo de golf”. “El caso es tener el operador pues el inversor luego va a surgir”, añade.

eldiario.es se ha puesto en contacto con David Hatchwell, quien ha negado haber llegado a convertirse en ese “operador” que buscaba la trama. Frente a la versión de Marjaliza, Hatchwell asegura que conoce al empresario encarcelado de hace siete u ocho años, de “cócteles” y otros eventos de la “sociedad madrileña”, sin mantener una relación de amistad con él. Hatchwell confirma la reunión con Marjaliza y asegura que en ella accedió a reunirse con unas personas, que no logra identificar, que disponían de los terrenos. Precisa que mantuvo el encuentro “por cortesía”, toda vez que el proyecto de Eurovegas en Madrid estaba “congelado” y no había mucho de lo que hablar.

En la actualidad, Hatchwell figura al frente de 17 sociedades. Entre ellas, la más importante, Excem Grupo, la antigua Cementos Portland. El resto de las sociedades se reparte entre la asesoría de inversión, comercio exterior, calzado, ropa, telecomunicaciones y seguridad privada. El padre de Hatchwell, Mauricio, fue un empresario de proyección internacional, primer presidente del Comité Internacional Judío Sefarad y premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1990. David figura entre los 15 principales donantes de la campaña del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu. Hatchwell entregó 9.000 euros, cuando el máximo legal está apenas 600 euros por encima, según El País.

Al igual que su padre, David Hatchwell mantiene destacados contactos en los mundos de los negocios y la política. Consultado por la cifra de 27 millones de euros que él dice en el ‘pinchazo’ que se han gastado en el proyecto de Eurovegas, Hatchwell aclara que se trata del desembolso por parte de Adelson para un proyecto que venía de “siete u ocho años” atrás. “Hubo que pagar consultores, arquitectos… 27 millones puede parecer una cantidad grande, pero no para un proyecto de este volumen, que suponía una inversión de 20.000 millones”, declara el empresario.

El hombre de “todos los delitos”

La operación Púnica no se puede entender sin la figura de David Marjaliza. Amigo de Francisco Granados desde la infancia, el empresario no dejaba sin abordar modalidad alguna de corrupción. Tan es así que la fiscal del caso justificó su petición de ingreso en prisión con esta elocuencia: “Nos ha llamado la atención que cuando nosotros nos planteábamos qué delitos contra la corrupción había cometido Marjaliza, a la conclusión a la que hemos llegado es... ¿cuál es el que no ha cometido? Porque es que los ha cometido absolutamente todos. Cuando cogimos el Código Penal para decir 'este, este, este...' Los ha cometido absolutamente todos”.

Para el juez Eloy Velasco, Marjaliza gozaba de “amplias relaciones personales y políticas” –la primera de todas, Granados- que utilizaba para lograr adjudicaciones irregulares para sus empresas o para terceros, en este caso a cambio de comisiones. Sus empresas, señala el juez, eran el “núcleo de una organización criminal” que se beneficiaba de contratos irregulares con la Administración, donde Marjaliza contaba con la colaboración de políticos y funcionarios. Por todo ello, está en la cárcel acusado de diez delitos, el catálogo completo de la corrupción.

Ocho meses después de entrar en prisión, David Marjaliza pidió declarar ante las fiscales y el juez de la Operación Púnica. En tres sesiones celebradas en junio, que se prolongaron por un total de 13 horas, el empresario reveló supuestamente datos desconocidos hasta ahora por los investigadores. Según El Español, la declaración de Marjaliza se produce dentro de un pacto con la Fiscalía Anticorrupción para que rebaje una futura petición de condena. De paso, podría hacer temblar los cimientos del actual Gobierno de la Comunidad de Madrid.

Se sospecha que Marjaliza haya relacionado con la trama de corrupción al número tres de la lista con la que Cristina Cifuentes se presentó a las elecciones de mayo, el actual consejero de Medio Ambiente, Jaime González Taboada, así como al número 11 de la misma papeleta y exalcalde de Alcalá, Bartolomé González. Una tercera diputada de la Asamblea Madrileña podría haber aparecido en el último relato de los hechos realizado por Marjaliza. Se trata de la diputada de Ciudadanos Eva Bórox. Su formación dio el apoyo a la investidura de Cifuentes a cambio de que el PP suscribiera un acuerdo anticorrupción.

A pesar del levantamiento del secreto que pesaba sobre la mayoría del sumario, el juez Velasco ha optado por mantener secreta una pieza, donde se incluye la confesión de Marjaliza. El juez no ha imputado aún a los diputados citados. De hacerlo, debería inhibirse en favor del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, competente para investigarlos por su condición de aforados.

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