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El plan de Rajoy ante las elecciones catalanas consiste en no cambiar de plan

Rajoy no tiene plan B y se limitará a esperar a lo que haga la Generalitat.

Luz Sanchis

Los planes de Mariano Rajoy consisten en no cambiar de planes pase lo que pase este domingo. No hay plan B. El Gobierno mantiene que la estrategia frente a las ansias de independentismo seguirá siendo la misma: recurrir en los tribunales cualquier paso adelante del futuro Govern. El equipo del presidente insiste en que ese es el camino trazado y que no hay ninguna intención de apartarse de él para dejar hueco a una nueva negociación política: “No hay nada que negociar más allá de una nueva financiación autonómica”.

El argumento es que el 28S se seguirá actuando con Cataluña como hasta ahora. En palabras de Soraya Sáenz de Santamaría este viernes, “ya se han producido dos elecciones desde que estamos y hemos trabajado con independencia de quien esté en la Generalitat, por lo que seguiremos haciéndolo con quien quiera que gane y forme gobierno”.

La reacción para frenar cualquier movimiento que apunte a crear las estructuras del futuro Estado catalán se combatirá en los tribunales, recurso tras recurso. En poco más de un mes, la improvisada reforma para que el Tribunal Constitucional pueda castigar a Mas estará aprobada y lista para poner en práctica. El artículo 155 de la Constitución que permitiría suspender la autonomía ni se menciona.

Interferencias en el debate Margallo-Junqueras

“Lo vi de aquella manera porque la página iba así así”, fue todo lo que la vicepresidenta quiso decir sobre el debate televisivo entre José Manuel García-Margallo y Oriol Junqueras. Era la primera vez que un ministro de Rajoy con ideas propias sobre cómo encarar el encaje de Cataluña en España discutía con un independentista ante los espectadores.

La cuota de audiencia media fue de un 28,6%, casi 900.000 espectadores, pero la número dos del Gobierno se negó a confirmar si lo había visto y a opinar sobre qué le pareció. La preocupación en parte del Gobierno y del partido por el cara a cara no solo provocó mucha discusión, también obligó a presentar a Margallo como mero miembro del PP y no como responsable de Asuntos Exteriores.

La estrategia de utilizar la justicia como sustituta de una falta de política que pueda permitir alguna consulta legal ha llevado a unas elecciones que se han negado como plebiscitarias pero se han tratado como tales. La gran baza en la que confían los conservadores es el efecto que pueda tener en los votantes las declaraciones de mandatarios internacionales en defensa de una España que incluya a Cataluña. En Moncloa y el PP se aferran a que esas advertencias y las de los bancos y empresas puedan frenar incluso a los tradicionales votantes convergentes que no ven clara la “lista de país” que dio lugar a Junts pel Sí. De ahí que el presidente subraye siempre que puede que es una candidatura encabezada “por un comunista como Romeva”.

La negativa a buscar un camino que conduzca a una consulta legal y afrontar una reforma constitucional ha situado al Gobierno ante una situación de difícil marcha atrás para volver al diálogo. Sáenz de Santamaría ni siquiera quiso admitir el viernes a Mas como interlocutor de un diálogo “que no ha existido porque ha sido una sucesión de monólogos”. 

A la espera de poder cuantificar a la Cataluña “silenciosa y silenciada”, el partido y el Gobierno de Rajoy han lanzado iniciativas de última hora como el improvisado vídeo de campaña grabado en catalán. “Junts guanyem”, trata de convencer el presidente del Gobierno. El previsible batacazo de su partido en Cataluña y el resultado de las urnas en general lo analizará este lunes junto a la dirección del partido en una reunión interna. Su discurso volverá a ofrecerse en abierto a través de una pantalla de televisión en la sala de prensa de Génova 13. 

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