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Recentralización y más mano dura en Catalunya: las exigencias del PP para reformar la Constitución

Pablo Casado interviene en el Congreso de los Diputados.

Iñigo Aduriz

El PP de Pablo Casado considera que en este momento no se dan las condiciones para poder poner en marcha una reforma de la Constitución. El partido no la ve factible por la ausencia de mayorías claras en el Congreso de los Diputados y por la falta de interlocutores válidos para buscar los consensos que exige el proceso. Pero tras la intención del Gobierno de abrir el melón con la propuesta del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para poner en marcha una reforma exprés de la Carta Magna que limite los aforamientos –una iniciativa que los conservadores ya han anunciado que rechazarán–, la formación quiere dejar claras cuáles serán sus peticiones si el Ejecutivo le pide su adhesión formalmente en las próximas horas. 

Casado quiere que en esas posibles negociaciones con Moncloa y con otras fuerzas políticas se contemple la puesta en marcha de políticas de recentralización o la aplicación de una estrategia de mano dura con el independentismo catalán que implique la reactivación del artículo 155 de la Constitución como fórmula que podría recuperar la “unidad” de PP, PSOE y Ciudadanos frente a la crisis en Catalunya. 

“España no está para reformas constitucionales con los interlocutores políticos que tenemos”, aseguraba este martes el líder del PP en una entrevista en la Cadena Cope, donde era preguntado por la propuesta de Sánchez. “No hay mimbres ni interlocutores para hacer una reforma constitucional. Donde estaba en el 78 Solé Turá, está ahora Pablo Iglesias. Donde estaba el señor Roca, ahora está Rufián. Y donde estaba Peces-Barba, ahora tenemos a Pedro Sánchez”, lamentaba.

Esta tesis choca con el programa electoral con el que el PP concurrió a las últimas elecciones generales. El partido incluyó la eliminación de los aforamientos, algo que en todo caso implica la reforma de la Carta Magna. Los conservadores matizan ahora que quieren que esa modificación se realice tras un “replanteamiento sereno y constructivo” y no de forma exprés, como plantea el Ejecutivo. Sin conocer aún la propuesta exacta del Gobierno, que está previsto que se ponga negro sobre blanco el viernes en el Consejo de Ministros, los conservadores ya tienen preparada su negativa. “Sí a la pregunta sobre los aforamientos, pero la reforma constitucional, tal y como está planteada, nos genera muchas dudas”, apuntaba el vicesecretario de Organización del PP, Javier Maroto, en otra entrevista en Telecinco.

“Temas más importantes”

A pesar de que durante las primarias de julio Casado se erigió en adalid de la renovación y la regeneración política, el hoy líder de los populares considera ahora que existen asuntos más relevantes que la limitación de los aforamientos: “Si hablamos de reformar, que ya adelanto que el PP no está en disposición de abrir en canal la Constitución, debo decir que hay temas más importantes, como modificar la disposición adicional cuarta, que permitiría una anexión de Navarra al País Vasco de forma legal y sin forma de ser recurrida en los tribunales. O el título octavo, donde el PP igual dice que las competencias en Educación tienen que estar garantizadas por el Estado”. 

Esas políticas recentralizadoras deben ir acompañadas, en el corto plazo, de un endurecimiento de la política en Catalunya. El líder del PP cree que el 155 tiene que ser “duradero y amplio”. “No hay margen para el apaciguamiento o la negociación. [El exprimer ministro británico Tony] Blair tomó la autonomía del Ulster cuatro años. El 155 no pudo ser más amplio cuando nosotros la aplicamos porque Ciudadanos dijo que tenía ser instrumental para convocar elecciones y el PSOE se negó que llegara a TV3”, remarcaba. Y concluía: “No podemos seguir viendo ultrajes al gobierno o a los ciudadanos llegando a las manos por culpa de la inacción del Gobierno. Hay que actuar ya”. 

El PP mantiene su intención de marcar la agenda al Ejecutivo, tras el traspié que supuso el lunes la propuesta de Sánchez sobre los aforamientos que a juicio de Casado es otro “anzuelo” lanzado por el Gobierno para que el PP “pique”. “Como no tienen votos ni para legislar ni para gobernar, quieren que el PP lo muerda. Y decir sobre el PP que estos señores tan de derechas no quieren exhumar a Franco o no creen en la regeneración porque no quieren quitar los aforados”. Por eso el mismo lunes el presidente de los conservadores quiso contrarrestar el planteamiento del presidente del Ejecutivo con su propuesta para quitar competencias de Educación a las Comunidades Autónomas. 

Casado, “orgulloso” del pasado

En el partido también consideran que su credibilidad no se ha visto en absoluto dañada tras la declaración del expresidente del Gobierno José María Aznar en la comisión del Congreso que investiga la financiación ilegal del PP. Aunque tras la victoria de Casado en las primarias los populares hayan perdido el miedo a las apariciones del exmandatario –al que el líder de los conservadores reivindica y a quien recuperó tras años de desavenencias con Mariano Rajoy–, a nivel interno existía la duda sobre la posibilidad de que en la sesión del Parlamento de este martes la imagen del partido pudiera resultar dañada.

Fuentes de la dirección nacional rechazan cualquier consecuencia negativa de la reaparición de Aznar para sus intereses, a pesar de que el exmandatario negaba cualquier responsabilidad política en la financiación ilegal del PP acreditada por los tribunales. “Hoy he acompañado a José María Aznar en el Congreso. Ha demostrado su honorabilidad y su legado de 5 millones de empleos en la etapa de mayor relevancia internacional de España. Estoy orgulloso de mi partido y de quienes lo han liderado, prestando un gran servicio a los españoles”, zanjaba Casado tras la comparecencia del expresidente.

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