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Homenaje a los abogados de Atocha cuarenta años después: “Fue un asesinato contra lo que significaba la libertad”

Placa de homenaje a los abogados de Atocha

Marta Barandela

“Que nadie olvide lo que fueron, lo que consiguieron y lo que soñaron como abogados. Compañeros y compañeras de Atocha, nunca os olvidaremos”. La noche del 24 de enero de 1977, un grupo de militantes de extrema derecha entraron en el despacho del número 55 de la calle Atocha y asesinaron a cuatro abogados laboralistas y un administrativo, todos vinculados a Comisiones Obreras y al PCE. Cuarenta años después, el Colegio de Abogados de Madrid les rinde homenaje con una placa para recordar “un asesinato contra lo que significaba la democracia y la libertad” y que originó como respuesta la primera manifestación multitudinaria y silenciosa de la izquierda tras el franquismo.

En el acto de inauguración de la placa han estado presentes tres abogados vinculados al despacho 55: Alejandro Ruiz Huerta, uno de los supervivientes; Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid y cofundadora del despacho; y Francisca Sauquillo, abogada y hermana de Javier Sauquillo, asesinado el 24 de enero. Junto a ellos ha comparecido la actual decana del Colegio de Abogados, Sonia Gumpert.

“No recordamos su muerte, recordamos su vida”

El 24 de enero de 1977, Manuela Carmena se encontraba en una de las reuniones convocadas ese día por el bufete de abogados. Aunque trabajaba en el despacho del número 55, esa noche debía encontrarse con otros compañeros en Atocha 49: “Estábamos allí quitándonos los abrigos cuando oímos las sirenas. Nos asomamos a la calle y vimos un coche de policía delante de la puerta de nuestro otro despacho. Llamamos por teléfono y no nos cogían. Nos extrañó, nos pusimos los abrigos y salimos a la calle. Los vecinos, que nos querían y nos conocían, nos dijeron 'corred, corred, iros, están matando a vuestros compañeros, os están matando a todos'”.

Carmena ha pedido que no se olvide el motivo por el que fueron asesinados los cinco abogados de uno de los primeros despachos laboralistas de España tras el franquismo: “Yo siempre insisto en que no recordamos la muerte, recordamos su vida. Lo que ocurre es que sabemos que la manera en que diseñaron su vida nuestros compañeros, y nosotros con ellos, era una vida que fue la causa de la muerte. Y eso es lo que recordamos”.

Francisca Sauquillo, compañera de facultad de Manuela Carmena, tenía 33 años cuando se hermano fue asesinado. Javier Sauquillo tenía 29. “Me viene al recuerdo que hace cuarenta años en este Colegio el día 26 pudimos enterrarlos como ellos se merecían. En el Colegio de Abogados fueron capaces de enfrentarse al miedo que había en la sociedad y el titubeo -incluso parcheo- del Gobierno de no reconocer que aquello había sido un asesinato, no solo contra los abogados, sino contra todo lo que significaba la posibilidad de la democracia y la libertad”.

El silencio como arma política

Alejandro Ruiz Huerta sobrevivió a esa noche junto a otros tres compañeros, Miguel Sarabia, Luis Ramos y Lola González. Para él, el 24, 25 y 26 de enero de 1977 son las fechas clave de la Transición y “el punto de ruptura democrática más significativo que ha habido en este país”.

El 25 fue el día en que se pidió al Gobierno que permitiese, contra su criterio inicial, que los cadáveres pudieran ser velados en el propio Colegio de Abogados. El día siguiente, para Ruiz Huerta, fue el día en que se consiguió “romper” con “el bucle de la violencia”.

La respuesta al asesinato de los abogados de Atocha fue el silencio. Más de cien mil personas acudieron al entierro el 26 de enero, convirtiéndolo en la primera manifestación multitudinaria tras el franquismo. Ese silencio fue un arma política, defiende Ruiz Huerta, que hizo posible la paz. Dos meses después se legalizó el PCE y en junio se celebraron las primeras elecciones democráticas.

“Espero que la placa de homenaje sea la piedra definitiva para no olvidar jamás que hace 40 años nos rompieron la vida en Atocha, pero seguimos trabajando por los valores que defendían los abogados”, ha pedido Ruiz Huerta. “Nunca quisimos la violencia. Creímos en la fuerza del silencio, la palabra y la concordia”.

Ha finalizado su intervención con una petición: “Hay que decir sus nombres despaciosamente. Javier Sauquillo, Luis Javier Benavides, Enrique Valdevira, Serafín Holgado, Ángel Rodríguez Leal. Sus nombres ponen armonía en el universo”.

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