El Rey recibe al primer presidente islandés que visita España en 30 años

El Rey ha recibido hoy en el Palacio de la Zarzuela al presidente de Islandia, Ólafur Ragnar Grimsson, el primer jefe de Estado islandés que visita oficialmente España en treinta años, con quien ha tenido ocasión de examinar la cooperación bilateral y las relaciones de este país nórdico con la UE.

Don Felipe ha dado la bienvenida a Grimsson a la entrada del palacio y, tras posar juntos en el salón de audiencias ante los medios gráficos e intercambiar unas primeras palabras distendidas sobre la llegada a Madrid del presidente islandés, ambos han pasado al despacho del Monarca para celebrar su reunión en la que ha participado el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo.

A la reunión han asistido también el embajador español en Reikiavik, Antonio López Martínez, y la embajadora islandesa en Madrid, Berglind Asgeirsdóttir, así como el director del Gabinete de la Presidencia de Islandia, Ornolfur Thorsson.

Grimsson, quien ha acudido a España en un viaje fundamentalmente comercial que incluye Madrid y Barcelona, es el primer presidente islandés que realiza una visita de carácter no privado desde la que efectuó en 1985 la presidenta Vigdis Finnborgadóttir, a la que siguió la visita de Estado a Islandia de los Reyes Juan Carlos y Sofía en 1989.

Las relaciones bilaterales se encuentran marcadas por el turismo y, especialmente, por la importación de pescado islandés, que ha convertido a España en uno de los diez primeros clientes del país nórdico.

El veterano Ólafur Ragnar Grimsson fue reelegido en 2012 para un quinto mandato -lo que le ha convertido en el jefe de Estado islandés que más tiempo ha permanecido en el cargo- y en dos ocasiones ejerció su derecho de veto para someter a referéndum leyes ya aprobadas por el Parlamento, como las que habrían permitido pagar a los acreedores británicos y holandeses del banco Icesave.

El Ejecutivo de izquierdas que gobernaba Islandia en 2009 aprobó pedir el ingreso en la UE, pero una nueva coalición entre centristas y conservadores paralizó cuatro años después de forma indefinida las negociaciones y el euroescepticismo ha crecido alimentado por las disputas con Bruselas sobre las cuotas de caballa y el conflicto con varios países por las indemnizaciones a ahorradores del Icesave.