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Rubalcaba convoca a los barones para pactar el calendario del nuevo PSOE

Salomé García

El cambio en el PSOE es imparable. Ya lo reclaman sin pudor hasta los más acérrimos defensores de la ortodoxia. Pero será acuciante cuando las urnas catalanas asesten un nuevo golpe electoral a los socialistas en las siglas del PSC, que corre el riesgo de ser superado por el PP el próximo 25N. Inaudito e insoportable, para ellos. Por eso Alfredo Pérez Rubalcaba ha aceptado que es imprescindible revisar sus planes iniciales y ha convocado a una ronda de contactos a los barones socialistas para cerrar el calendario que debe conducir al nuevo PSOE.

Los irá viendo uno a uno para tantear sus opiniones, y se encontrará con que mayoritariamente quieren acelerar las elecciones primarias para que se celebren en 2013, inmediatamente después de la conferencia política que concrete el discurso con el que los socialistas quieren recuperar la “empatía” con los ciudadanos. La idea de Rubalcaba de dejarlas para finales de 2014, una vez pasadas las elecciones europeas, se muestra ahora como irrealizable. La caída es demasiado veloz para seguir esperando a tocar fondo.

El líder del PSOE quiere tener ese calendario pactado con los barones --al menos con buena parte de ellos-- antes de convocar el Consejo Territorial y el Comité Federal que seguirán a las elecciones catalanas, y que se celebrarán previsiblemente en diciembre de este año. Las preferencias mayoritarias pasan por celebrar la conferencia política --sólo una y no las tres previstas inicialmente para hablar de organización interna, estructura del Estado y relación con la Unión Europea-- en primavera de 2013. Y convocar la elección de candidato por primarias antes de que termine el año. Rubalcaba sopesa ahora las ventajas de sumarse a ese impulso y ser él quien pilote (y controle) todo el proceso, una vez comprobado que los críticos no se callan y algunos leales comienzan a dudar de idoneidad de su actual líder.

Pero hay un nuevo elemento que amenaza con sumarse al viacrucis del PSOE: la relación con el PSC. La discrepancia manifiesta de la dirección socialista sobre el reconocimiento del “derecho a decidir” de los catalanes, que el PSC ha incluido en su programa, ha llevado a algunos de esos barones a plantear sin reparos el debate de separarse definitivamente del PSC tras las catalanas.

Guillermo Fernández Vara lo manifestó ayer públicamente en el debate Al Rojo Vivo de La Sexta. La realidad es que un grupo de dirigentes del PSC, los más nacionalistas, abandonará esas siglas tras las elecciones. Para algunos dirigentes del PSOE esa escisión será el momento adecuado para decidir que el PSOE sea PSOE también en Cataluña. Por ahora Rubalcaba se afana en mantener tendidos los puentes con el partido hermano tal como es, convencido de la lealtad de Pere Navarro. Pero quizá esa cuestión se convierta en unos meses en caballo de batalla esencial para decidir el liderazgo del PSOE.

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