Rusia pide diálogo a las partes enfrentadas en Libia

El ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, pidió hoy durante una visita a El Cairo, que las partes enfrentadas en Libia regresen a la mesa de diálogo.

“Llamamos a que se ponga fin a las operaciones militares y que se sienten en la mesa del dialogo”, dijo Lavrov en una rueda de prensa junto a su homólogo egipcio, Sameh Shukri, cuyo país es aliado del general Jalifa Hafter, hombre fuerte del este de Libia, que ha lanzado una ofensiva contra Trípoli.

Lavrov dijo que Rusia no apuesta a favor de ninguna de las partes en Libia, pero hizo un llamamiento al Consejo de Seguridad de la ONU, que celebra una sesión hoy sobre Libia, para que “tenga en cuenta que algunas partes informaron de que usarían la fuerza y aviones militares contra el Ejército nacional libio”.

Shukri afirmó que “los últimos desarrollos requieren que todas las partes actúen con moderación y que se alejen de recurrir a las armas y las operaciones militares”.

Asimismo, el ministro egipcio consideró que la solución al conflicto debe alcanzarse a través del diálogo entre las partes libias, sin injerencia extranjera.

“La situación en Libia es muy preocupante en cuanto a la inestabilidad, el terrorismo, en particular en el sur, y el apoyo ofrecido por otros países regionales a las organizaciones terroristas y a las milicias”, comentó.

Este jueves, el general Jalifa Hafter ordenó a través de un comunicado difundido por radio el inicio de una ofensiva militar para la “liberación de Trípoli”, bajo control del gobierno sostenido por las Naciones Unidas.

De lograr el control de Trípoli, Hafter, miembro de la cúpula militar que en 1969 aupó al poder a Muamar al Gadafi, reclutado años después por la CIA y convertido en su principal opositor en el exilio, se convertiría en el hombre mas poderoso del país, solo contestado por la ciudad de Misrata.

En febrero pasado, sus tropas conquistaron la región del sur y los estratégicos yacimientos petroleros de Al Sharara y Al Fil, esenciales para la supervivencia económica y energética de un gobierno que Hafter no reconoce.