Silvia Marsó se mete en la piel de “Yerma” en una época llena de “yermas”

Para la actriz Silvia Marsó dar vida a la “Yerma”, de García Lorca, en la época actual no deja de ser una paradoja, en un momento en el que muchos jóvenes, “más preparados que nunca”, se ven abocados a ser “los yermos y yermas de ahora” debido, dice, a la “codicia” de unos “pocos banqueros”.

Al igual que le sucedió a la protagonista lorquiana, obligada por la avaricia de su padre a casarse con un hombre que “truncó” su destino junto a Víctor, la “codicia” de unos banqueros ha llevado a una crisis que ha echado a perder el destino “de millones de jóvenes abocados a ser los yermas y yermas de España, porque no van a poder tener ni hijos, ni casa, ni trabajo”, dice Marsó.

Silvia Marsó interpretará desde mañana y hasta el próximo 17 de febrero en el Teatro María Guerrero de Madrid la “Yerma” más sobria de Miguel Narros, quien ya puso sobre escena una de las principales obras del autor granadino hace quince años.

Para Narros la esencia de “Yerma” sobre el escenario sigue siendo “la misma” que entonces, “la obsesión” de una persona que necesariamente lleva “al desastre”.

La gira de esta nueva “Yerma” comenzó el pasado agosto en San Sebastián, con un reparto en el que, entre otros, figuran Marcial Álvarez como Juan, marido de la protagonista; Iván Hermés (Víctor), el amigo que debería haber sido su esposo; Eva Marciel (María), la amiga cuya vida añora Yerma o María Álvarez, “la voz de la libertad” que abre los ojos de la protagonista.

Esta es la segunda vez que Silvia Marsó interpreta un texto de Lorca, aunque anteriormente se metió en la piel de “Doña Rosita, la soltera” y ahora lo hace en la gran protagonista de Lorca, una campesina frustrada por la imposibilidad de tener hijos con Juan, su marido estéril, a quien acaba asesinando al no poder asumir este drama en una época en la que ser madre era casi una imposición social.

Para Iván Hermés (Víctor), el drama que sobrevuela toda la pieza teatral es el “qué dirán”, “una losa que entierra” a Yerma y que, a su juicio, sigue siendo “muy actual”, mientras que Marcial Álvarez define a Juan como “la castración del erotismo, de la sensualidad”.

A pesar de que Miguel Narros considera que entre esta “Yerma” y la que hizo hace quince años hay pocas diferencias, la actriz principal, Silvia Marsó, cree que no es exactamente así, y asegura que Narros, a quien define como “el Vang Gogh del teatro”, va dando cada día “pinceladas de color distintas” que, finalmente, conforman una obra nueva.

Para la puesta en escena se ha recuperado íntegramente la música creada por Enrique Morente para la primera “Yerma” dirigida por Narros, interpretada en directo por su hija Soledad, un “legado maravilloso” del cantaor que acompaña la “desnudez escénica” del montaje y que ayuda a crear un entorno “telúrico”.

Según Miguel Narros, en “Yerma” García Lorca, homosexual en una época en que no era fácil serlo, plasma sus obsesiones y como creador refleja “la parte de la creación que le estaba vedada”.

En la obra, el autor de Fuente Vaqueros habla de “conflictos universales”, razón por la cual se podrá representar “durante siglos y siglos”, según Marsó, quien recordó que aunque se ha avanzado mucho en numerosos lugares del planeta la mujer sigue siendo víctima de opresión y de maltrato.