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Tel Aviv recuerda el rescate de los judíos huidos del nazismo vía España

Tel Aviv recuerda el rescate de los judíos huidos del nazismo vía España

EFE

Tel Aviv —

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Jacques Arad fue uno de los cerca de 5.000 judíos europeos que lograron escapar del nazismo pasando por España, a los que una exposición de la Diputación de Lleida en Tel Aviv recuerda en un homenaje a los habitantes del pirineo leridano que lo facilitaron.

Arad, de 93 años, emigró con su familia de su Polonia natal hacia Bélgica a finales de los años veinte, se asentaron en Amberes, “la Jerusalén de occidente, por la gran cultura judía que allí había”, señala Jacques, y de allí escaparon en 1940, cuando las tropas de Hilter entraron en el país.

La familia Kupfer -el apellido original de Jacques-, padre, madre, él y tres hermanas, emprendió la huida en tren hacia el sur.

“Íbamos hacia Francia, porque pensábamos que ese país ganaría la guerra”, recuerda.

Y en un tren que demoró ocho días en hacer el recorrido porque tomaba desvíos y se detenía para escapar de los bombardeos alemanes, finalmente llegaron esperanzados a los alpes franceses.

Sin embargo, aún estaban lejos de estar a salvo.

“Apenas había hombres adultos en la zona, así que me mandaron a trabajar con mi padre. Yo tenía 14 años. Pero en cuanto entraron en vigor las leyes antisemitas de Vichy nos cogieron a todos en camiones y nos llevaron a un campo de internamiento, Agde, cerca de Montpelier”, relata.

Tras el maltrato de Agde fueron llevados al campo de concentración de Gurs, ambos construidos para los refugiados españoles de la guerra civil.

“Era un campo de concentración muy malo, durante un invierno horrible, el trato era espantoso, la comida escasa y asquerosa y todo se congelaba. Todo menos el vino. Y si algo sobraba en la zona era vino. En alguna ocasión nos bañamos en vino también”, sonríe nada irónico Jacques.

El padre de Jacques fue enviado a construir el infame muro del Atlántico -el sistema defensivo levantado por la Alemania nazi a lo largo de la costa europea por más de un millón de prisioneros- y no lo volvió a ver.

Del campo de concentración de Gurs, él escapó con la ayuda de su madre.

“Yo tenía 15 años pero parecía 10, por la falta de comida, y como era 1941 y constantemente pedían papeles a todo el mundo, logré pasar desapercibido en trenes y ciudades porque como parecía un niño no me los pidieron nunca. Recuerdo tanto a mi madre... Solo gracias su ayuda estoy vivo”, rememora con tristeza.

Arad escapó bajo la alambrada del campo y vagó durante casi tres años. De nuevo el destino era el sur, para él y el pequeño grupo de judíos al que se había unido, parte de la resistencia francesa, que deseaban llegar a la entonces Palestina.

“Entre 1939 y 1945 unos 15.000 judíos llegaron a España clandestinamente, y entre 4.000 y 5.000 lo hicieron por el pirineo leridano”, comparte con Efe Josep Calvet, comisario de la exposición que hoy se inauguró en Tel Aviv y que viajará hasta Madrid.

“Perseguidos y salvados. No querían que existiéramos” da a conocer el papel que jugaron España y Cataluña en el rescate y homenajea a los habitantes del pirineo que dieron acogida a muchos de ellos, como a Jacques.

A Calvet le atrajo la paradoja de que judíos huidos del nazismo buscasen refugio precisamente en la España franquista.

“La situación estratégica de la península facilitó esa avalancha de refugiados, al tiempo que Franco le jugaba el juego a los nazis y a los aliados. Lo que nunca quiso es que se quedaran, solo les permitía el paso”, explicó Calvet.

Por un lado, Franco era presionado por los nazis para que no permitir ese refugio y de vez en cuando devolvía a los judíos a Francia donde los detenían, pero gracias a esos vaivenes, unas 15.000 personas fueron salvadas.

Entre ellas el grupo de Arad.

“Cuando llegamos a la frontera, la Guardia Civil nos separó entre judíos y no judíos”, recuerda.

Y por primera vez en su vida adulta y para su enorme sorpresa, la separación no era en su perjuicio.

“A los judíos nos mandaron a Lérida, que hoy se dice Lleida, a hoteles buenos, nos dieron comida y acogida. Fue algo increíble. Admiro mucho a los españoles por todo lo que han hecho por los judíos, Franco era ambivalente con los judíos, pero a nosotros nos fue bien”, explica.

Sospecha que, además de la ambivalencia de Franco, la organización judía estadounidense Joint (American Jewish Joint Distribution Committee) sobornó a las autoridades españolas para permitir ese tránsito.

El historiador Calvet está de acuerdo: “La Joint gastó muchísimos millones de pesetas para mantener buenas relaciones con los gobernadores de las provincias españolas y evitar que los judíos fueran encarcelados, conseguirles visados, etc”.

De Lérida fueron a Cádiz y de allí salieron varios barcos con judíos, algunos de ellos en dirección a Palestina. En uno de ellos iba Arad.

Ya allí, supo que sus padres habían muerto en Auschwitz, recuerda con voz quebrada, pero se reencontró con sus hermanas.

Por Maya Siminovich

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