Toni Cantó afirma que es el momento de que los partidos grandes se hagan a un lado

Se metió hace año y medio en el papel de un diputado de UPyD y está tan satisfecho de lo conseguido junto a sus compañeros de reparto que cree que ha llegado la hora de que “los partidos grandes se hagan a un lado”. Lo reflejan las encuestas -dice- porque la gente se ha cansado de que le “tomen por tonta”.

En una entrevista con Efe con motivo de la presentación de su libro “Movilízate!”, en el que repasa su primera experiencia como miembro del Congreso, Toni Cantó cree que el desgaste del bipartidismo que parece desprenderse de algunos sondeos recientes se debe, por un lado, a que la ciudadanía ha retirado su apoyo “a quienes han dejado el país como está”.

Además, añade, han aparecido fuerzas políticas nuevas, que, como UPyD, están aportando soluciones reales y “útiles” a los problemas del país, y los españoles -argumenta- se están dando cuenta de que existen “otras posibilidades”.

El tan solicitado “voto útil” por los dos grandes partidos -afirma Cantó- está resultando “inútil” porque, entre otras cosas, cuando llegan al poder “se pasan por el forro el programa”, pero parece, opina Cantó, que ha llegado un punto en que los electores ya no se lo perdonan.

Su incursión en el ensayo, cuando apenas tiene recorrido en el terreno político, le ha llevado a analizar los “vicios” que, a su juicio, arrastran los partidos: el despilfarro, las promesas incumplidas o la corrupción porque los países que están sufriendo la crisis de manera “más severa” son también los más corruptos.

Y como si él no hubiera dado el salto parlamentario, afirma incluso en la contraportada del texto, que a los políticos “les importan más los votos que los ciudadanos”.

Por eso ha creído necesario contar que “lo que está mal” no es la política sino “cierta forma de practicarla” y que existen soluciones para salir del bucle, según apunta.

UPyD lleva tiempo diciendo -subraya- que hay que revisar el sistema autonómico para acabar con las duplicidades, “despolitizar” la justicia, establecer controles independientes, cambiar la ley electoral para que el reparto de escaños sea más justo e impedir que los partidos “copen” todas las estructuras de poder.

En el libro hay espacio para contar anécdotas y menciona lo “increíble” que fue su llegada al Congreso y como al ser una persona conocida enseguida todo el mundo le hizo sentir “como en casa”.

Hace memoria también sobre algunos “sinsabores” como el que padeció a cuenta de unas estadísticas no contrastadas que sacó sobre la violencia de género en la Comisión de Igualdad, de la que es portavoz. Pidió después perdón por el error, pero lo vivió como un “linchamiento público”.

Lo recuerda así en su libro, en el que arremete contra las leyes de igualdad que cree que están hechas “en contra de los hombres”. No le importa que sus palabras vuelvan a encender a las asociaciones feministas y señala a Efe que lo que les debería preocupar es que la ley de violencia de género no ha reducido “ni un ápice” el número de muertos.

“No puede haber temas sagrados y no pueden acusarte de haber cometido un pecado mortal”, sostiene, cuando uno habla de “feminismo o nacionalismo”. Son temas que se perciben como “cuasirreligiosos” y no puede ser.

Tampoco el mundo de la cultura sale muy bien parado en “Movilízate!” y no sale porque, defiende, ha sido “dogmático y partidista”, y ha hecho uno de los “peores favores” al PSOE que se le podían hacer, “permitírselo todo” y así están los socialistas.

Comenta las movilizaciones sociales que en los dos últimos años se han hecho cotidianas en la vida del país y si bien sostiene que la solución para salir adelante pasa por que los ciudadanos se involucren en el cambio que se requiere, afirma que la política es la “única herramienta” para modificar la realidad.

Ve “legítimo, sano y necesario” que haya manifestaciones pero duda de su efectividad.

Dedica también alguna página a hablar de sus compañeros y de su jefa, Rosa Díez, dice, por ejemplo, que le impresiona cómo es capaz de “desentrañar” los movimientos políticos de cualquiera.

De “cerebrín” tacha a Álvaro Anchuelo y de Irene Lozano le divierte “cómo se contorsiona” en el escaño durante las sesiones interminables, mientras que cree que Carlos Martínez Gorriarán tiene una capacidad intelectual “brillante”.

Mención aparte le merece Andrés Herzog, que no es diputado, pero que “él solito” se está enfrentando en la Audiencia Nacional a los principales bufetes de abogados de España por la querella de UPyD contra Bankia.

Alicia López.