Umbral de votos en las elecciones europeas. ¿Una amenaza a la pluralidad?

La Eurocámara ha propuesto una reforma electoral que, de entrar en vigor, establecería un umbral mínimo de votos que podría dejar fuera a fuerzas nacionalistas y que algunos partidos consideran una amenaza a la pluralidad, mientras para otros es una vía para hacer más gobernable la institución.

Los eurodiputados votaron en el pleno una propuesta que fijaría un mínimo de votos de entre el 3 % y el 5 %, hasta ahora inexistente en España para las elecciones europeas, que las fuerzas minoritarias consideran contrario a la diversidad inherente al Parlamento Europeo (PE), donde actualmente hay más de 200 partidos representados.

De haber existido este umbral en las elecciones de 2014, estarían fuera de la cámara europea las coaliciones de Bloque Nacionalista Galego (BNG) y Bildu, Primavera Europea (Compromís y Equo), con un escaño cada uno, y en el caso de alcanzar un 5 %, tampoco hubieran entrado los eurodiputados de Ciudadanos ni los de Ezquerra Republicana de Catalunya (ERC), con dos y un diputado, respectivamente.

Los partidos nacionalistas, como Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) o el Partido Nacionalista Vasco (PNV), se opusieron tajantemente a esta propuesta, que podría tener entre sus efectos “colaterales” la salida de estos grupos del europarlamento, explicó a Efe el director de política europea del Consejo de Europa, Olivier Costa.

“Está claro que en un país como España esto podría impedir a algunas fuerzas nacionalistas tener representación en el Parlamento, aunque no creo que sea el objetivo de este informe”, afirmó Costa, para quien solo un umbral más alto, de entre el 12 % y el 15 %, podría tener un “efecto real de aplastamiento” en los pequeños partidos.

“La democracia es el respeto a la pluralidad pero también la capacidad de lograr mayorías, por lo que en todos los sistemas electorales hay que intentar encontrar un equilibrio entre la representación de la sociedad en toda su diversidad y la necesidad de lograr mayorías”, argumentó.

El eurodiputado de CDC, Ramón Tremosa, defiende que los umbrales perjudicarían “sobremanera” los partidos de ámbito nacional “no español”, mientras que para la representante del PNV, Izaskun Bilbao, dificultarían “la convivencia y la concordia” y producirían “tensiones que podrían evitarse reconociendo la realidad”.

No solo los partidos nacionalistas votaron en contra de la propuesta, que secundaron también representantes de Ciudadanos (C's), Unión Progreso y Democracia (UPyD) e Izquierda Unida.

“El pluralismo es la democracia, la posibilidad de que todas las ideas estén presentes”, afirmó a Efe el diputado por C's, Juan Carlos Girauta, mientras que la imposición de un umbral de votos es “una apuesta por impedir el contrapeso de fuerzas políticas”, según la parlamentaria “magenta”, Beatriz Becerra.

Para la diputada de Izquierda Unida Marina Albiol esta reforma “da la espalda a las demandas de mayor democracia y participación que reclama la ciudadanía”.

Sin embargo, los impulsores de este informe -aprobado por 315 votos a favor, 234 en contra y 55 abstenciones-, destacan de él que busca cohesión en una Eurocámara aún muy alejado de la ciudadanía, en el que a menudo se vota en clave nacional, y poco “operativo”.

El eurodiputado popular Esteban González Pons descartó en declaraciones a Efe que esta propuesta tenga intención de eliminar a los grupos nacionalistas del pleno, sino que busca “evitar que esté tan fraccionado” y promover su “cohesión”.

“Europa ya es bastante difícil de gobernar y este Parlamento tiene que ser tan operativo como los demás”, afirmó, en alusión a la cláusula de barrera que sí existe en las elecciones al Congreso de los Diputados español (3 %) y en las municipales (5 %), y que varía en las autonómicas.

Para el representante socialista Ramón Jáuregui, un umbral es “algo muy natural” para impedir que el Parlamento no esté “diluido” y que los grupos políticos que se formen sean “sólidos”.

Otro asunto polémico en la votación fue la introducción de listas “cremallera” -que impongan la alternancia contigua de hombres y mujeres-, que algunos veían como una vía para garantizar la igualdad y otros como un límite a la meritocracia, una propuesta que quedó rechazada en la votación final.

La reforma de la ley electoral supone una propuesta formal para modificar el Acta Electoral Europea de 1976. Para entrar en vigor debe aún pasar por el Consejo Europeo y ser ratificada por todos los Estados miembros, algo que parece difícil dadas las divergencias que ha generado ya en el propio parlamento.

Para los expertos, esta reforma no es “necesaria” aunque sí positiva para acercar a los ciudadanos a esta institución, ya que plantea también la creación de una lista transnacional que haga el voto más “europeo” y menos nacional, de modo que haya un número de diputados elegidos en una lista que votan todos los europeos.