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Zahi Hawas declara que es el momento de que la comunidad internacional ayude a Egipto

Zahi Hawas declara que es el momento de que la comunidad internacional ayude a Egipto

EFE

Madrid —

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Después de casi tres años de revolución en Egipto ha llegado “el momento de que la comunidad internacional ayude” a proteger los enclaves arqueológicos y a la persecución de las excavaciones ilegales que proliferan por todas partes, afirmó hoy a Efe el arqueólogo Zahi Hawass.

La situación ha empezado a estabilizarse, se ha aprobado la Constitución y se van a celebrar elecciones presidenciales y parlamentarias, lo que permite pensar que Egipto puede “recuperar su espacio, especialmente en las antigüedades”, explicó Hawass, ex ministro de Antigüedades y actualmente embajador especial para el turismo, en una entrevista con Efe.

De visita en España para lanzar el mensaje de que la seguridad reina en su país y el turismo puede y debe volver, Hawass no duda en criticar a quienes están ahora en el poder en Egipto, de los que asegura que “no están interesados” en la arqueología y que no hacen lo necesario para proteger la riqueza cultural del país.

Tampoco se libran de sus dardos las leyes internacionales de protección de los yacimientos arqueológicos -“son muy débiles”-; la Unesco -“está controlada por los países que nos han robado”- o los Hermanos Musulmanes, que durante su época en el poder en Egipto “querían cambiar la identidad cultural” del país.

En su opinión es necesario tener imágenes de satélite para controlar los yacimientos y localizar las excavaciones ilegales, incrementar el numero de guardias y animar a los arqueólogos jóvenes para trabajar en el terreno, lo que redundará en una mejora de la seguridad, explica con vehemencia Hawass, considerado la máxima autoridad mundial en la antigua civilización egipcia.

El principal problema es que no hay presupuesto. “Todo el dinero destinado a las antigüedades venía del turismo y no hay turismo, pese a que Egipto es seguro”, se lamenta Hawass, que considera “una pena” que la comunidad internacional no ayude a proteger la cultura de su país.

“Es el momento para que la comunidad internacional ayude a Egipto”, dice Hawas , que pone como ejemplo equipos que trabajan en este momento en su país, como el dirigido por el español José Manuel Galán, de la Universidad Complutense de Madrid, en Luxor, o el de la dominicana Kathleen Martínez en Alejandría, donde busca la tumba de Cleopatra.

Esas campañas de excavación ya en marcha son un “signo de que Egipto es seguro”, asegura convencido Hawass, que se muestra a favor de regresar a trabajar a su país -ahora vive en Estados Unidos- si le piden que continúe con el trabajo que empezó hace casi 20 años.

“Hay que continuar con la construcción de los 24 museos proyectados para poder preservar los yacimientos y llevar de nuevo a la arqueología a la gloria”, afirma.

Si volviera, uno de sus objetivos más claros sería recuperar las numerosas piezas robadas en Egipto y que suponen, según sus estimaciones, un 30 por ciento de todo lo descubierto.

“Yo conseguí que volvieran 5.000 piezas en diez años”, resalta Hawass, que enumera cinco piezas fundamentales:

El busto de Nefertiti, que está en el Museo Egipcio de Berlín; el Zodiaco de Déndera (el Louvre); la piedra Rosetta (Museo Británico); la estatua del arquitecto de la gran pirámide, Hemiunnu, (Roemer-Pelizaeus, de Berlín), y el busto del constructor de la pirámide de Kephren, Ankhaf (Bellas Artes de Boston).

Piezas que ha reclamado en numerosas ocasiones sin importarle que otros Gobiernos se molestaran. “Yo nunca tuve piedad de nadie, en mi trabajo, que hiciera las cosas mal, si lo hacían, les castigaba, ya fueran egipcios o extranjeros”.

De ahí, asegura, las críticas que siempre ha recibido. “La gente a la que yo castigué ahora quieren vengarse de mí, pero no pueden porque siempre hice las cosas correctamente”, explica el polémico arqueólogo, del que se dijo que permitió el robo de piezas cuando dirigía el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto.

Y más allá de polémicas, Hawas sigue empeñado en lograr su mayor sueño como arqueólogo: encontrar la tumba del faraón Keops, el segundo de la cuarta dinastía del Imperio Antiguo de Egipto.

“Mi sueño es encontrar lo que está escondido detrás de las puertas encontradas en la gran pirámide de Keops, tres pequeñas puertas detrás de las que creo realmente que está la tumba de Keops. Tengo muchas pruebas de que está ahí”, explica.

“Hasta ahora hemos encontrado solo el 30 por ciento de los monumentos de Egipto, queda el 70 por ciento por descubrir. Todo el el Egipto moderno está construido encima del antiguo. En el valle de los Reyes aún no se han encontrado tumbas que se sabe que están allí, como las de Amenhotep III o Ramsés VIII”.

Mientras sigue planeando su regreso, no para de escribir libros. Acaba de publicar uno sobre Tutankamón, a punto de salir, otro sobre las momias reales y ya planea un volumen que cuente cómo un pequeño grupo de seis personas le ayudó durante 10 años a rastrear los tesoros robados de Egipto.

Por Alicia García de Francisco.

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