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Los acuerdos sobre Gibraltar, casi cerrados, decaerían si hay un brexit duro

Los acuerdos sobre Gibraltar, casi cerrados, decaerían si hay un brexit duro

EFE

Madrid —

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Los acuerdos entre España y el Reino Unido sobre la relación con Gibraltar tras el “brexit” están “prácticamente cerrados”, pero si finalmente la Unión Europea y el gobierno británico no llegaran a un acuerdo, todo lo pactado sobre el Peñón decaería y quedaría reducido poco menos que a papel mojado, reconocen en el Ministerio de Exteriores.

Así, podría ser que se firmaran todos los memorándums acordados, pero que nunca llegaran a entrar en vigor si finalmente las negociaciones entre la UE y Reino Unido no llegan a buen puerto, explican fuentes diplomáticas cercanas al equipo negociador español.

No obstante, las fuentes se muestran convencidas de que finalmente habrá acuerdo con el Reino Unido, ya que “en Gibraltar no pueden sobrevivir sin buenas relaciones con España y sin libre circulación”, dicen.

Las fuentes han precisado que lo que se conoce popularmente como el “acuerdo sobre Gibraltar” es en realidad un paquete de acuerdos.

Así, hay un protocolo inicial que establece las condiciones generales y principios básicos de la separación del Reino Unido y que debe ser firmado por la UE y el Gobierno británico.

El objetivo principal de los negociadores españoles ha sido siempre “reequilibrar la situación” a un lado y otro de la verja abordando los principales problemas.

A eso se suman cuatro memorándums que detallan cómo será el proceso de relación posterior entre España y Gibraltar y que deberán ser firmados por España y el Reino Unido.

El primero de ellos se refiere a los derechos de los ciudadanos, en especial de los “entorno a 25.000 trabajadores transfronterizos”, y el hecho de que los derechos sociales a uno y otro lado de la verja son muy dispares.

Otro memorándum, que se centra en cuestiones de medio ambiente, establece que Gibraltar renuncia a la práctica de ganar terrenos al mar a base de bloques de hormigón, se compromete a instalar una depuradora y a dejar de tirar sus desechos al mar, y no pondrá problemas a la pesca y expediciones científicas en la zona.

También está “cerrado” el acuerdo sobre cooperación policial y aduanera, dos asuntos en los que Exteriores asegura que hay “voluntad de cooperación”.

El cuarto informe detalla la voluntad de controlar el contrabando de tabaco avanzando en la homologación de los precios con el objetivo de acabar con una situación de privilegio que tiene serias consecuencias para la seguridad de la zona, especialmente por la aparición de redes de traficantes.

Otro asunto que preocupa a los negociadores es la fiscalidad de las empresas, un tema que debe ser abordado por acuerdo internacional y que, si se logra firmar, “Gibraltar dejaría de ser un paraíso fiscal”, aseguran.

Cuando España entró en la UE, en 1986, se estableció la libre circulación pero manteniendo todas las ventajas fiscales de las que gozaba Gibraltar.

En aquel momento, el nivel de renta era parecido a ambos lados de la verja, pero hoy en día, en buena parte gracias a que en el Peñón no hay IVA o que el impuesto de sociedades es del 10 por ciento pero sólo para los beneficios generados en el territorio, “Gibraltar es la tercera economía del mundo por PIB per cápita y la zona circundante está como está”, apuntan en Exteriores, que señalan que el objetivo básico es reequilibrar la situación.

Finalmente, fuera de estas negociaciones por el momento está el asunto del aeropuerto de Gibraltar, construido sobre un terreno que España nunca cedió a Reino Unido y sobre el que quiere tener una cierta autoridad.

Así, España ha propuesto dividir la única terminal existente en dos áreas: los españoles controlarían todos los vuelos Schengen y los gibraltareños los vuelos del resto del mundo.

Dado que en este punto no hay acuerdo, cuando se haga realidad el brexit, el aeropuerto dejará de ser “aeropuerto europeo” y de beneficiarse de todas las ventajas que ello conlleva.

Con los acuerdos “casi cerrados y a falta de que los británicos digan que sí, aunque dan muestras de querer decir que sí”, los negociadores españoles siguen con inquietud la negociación del brexit, sin la que todo esto no tendrá sentido ni valor.

Por Cristina Lladó

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